? Así ve en su obra a València García de Cortázar: «Mirando al mar entre naranjos, Valencia vive pendiente del agua. Aguas del Mediterráneo que en sus olas conducían al puerto los navíos del comercio y las galeras de la guerra; aguas quietas de la Albufera, proveedoras de la mesa; turbulentas aguas del Turia en días de torrentía, mensajeras de devastación y muerte; aguas domesticadas de las acequias, vivificadoras de las huertas. Hasta cuenta la ciudad con un Tribunal de Aguas, encargado de dirimir los pleitos de los regantes y repartir el uso de los canales que exaltan la feracidad de los campos».