Jordi Sapena (Gandia, 1984) es el «hombre FIB». Primero soñaba con ir al festival para ver a esos grupos que a casi nadie le gustaban en su instituto, pero a él sí. Pronto se las apañó para escapar de sus trabajos veraniegos y acudir a Benicàssim, donde descubrió que no era el «único raro». «En el FIB llegabas y veías que había más gente como tú, te sentías parte de algo». Esa potente sensación fidelizó a Sapena al festival, donde ha hecho de todo. Desde montar escenarios a actuar sobre ellos, cinco veces, con cuatro grupos valencianos. Este año no llega al FIB hasta el domingo, porque está de gira en Galicia con Soledad Vélez.

El descubrimiento

«A través de un amigo conocí y me empezaron a gustar grupos como Suede, Oasis, The Charlatans o Manic Street Preachers. Eran grupos que iban a Benicàssim y recuerdo ver los cárteles y los cortes de los telediarios en plan 'ojalá un día podamos estar allí'. Una noche que salieron Los Planetas en Canal 9 ya me dije que había que ir como fuera. Trabajaba en Gandia durante el verano, en la hostelería, y era casi imposible escaparse esos fines de semana. Al final conseguí un par de días libres para hacer visitas fugaces al FIB. A veces no teníamos dinero para la entrada y lo veíamos desde la montaña. Espero que no lea mi madre esto, porque una vez incluso le dije al jefe que estaba enfermo para no ir a trabajar y llegar al festival. Otra vez me tocó trabajar de vuelta tras dos días sin dormir. Cogía el tren de regreso por la mañana, con todo el calor, me subía a la moto en la estación de Gandia y al trabajo. Era duro pero ahora lo recuerdo con cariño».

La pertenencia

«Para los que somos de pueblo el FIB significaba algo importante: veías que no estabas solo. A lo mejor en Gandia te decían algo de cómo llevas el pelo, o esas camisetas de esos grupos de qué van, pero en Benicàssim llegabas y te encontrabas con un montón de gente de tu edad con gustos similares. Sentías que pertenecías a algo más grande».

La evolución

«Después surgió la posibilidad de trabajar para el festival. Acampábamos dos semanas antes y nos iban mandando faena. He puesto vallas, bridas, rafias... Sacabas un dinero y encima entrabas gratis. Nos trataban muy bien. Íbamos todos los colegas y lo pasabas en grande. Montábamos el recinto desde cero y el día que empezaba el festival era un sentimiento bonito de orgullo. Además como sabía inglés estaba cerca de los grupos. No olvidaré que me tocó colocar todas las guitarras de Kevin Shields, cuando actuó My Bloody Valentine. Ahí viví momentos increíbles con Nick Cave, Dinosaur Jr, Echo & the Bunnymen... Era a la vez trabajo y vacaciones, y como músico aprendías muchísimo. Para mí ha sido una satisfacción inmensa poder actuar en el FIB. Lo he hecho dos veces con La Habitación Roja, y una con Mox Nox, Ramírez Exposure y Tórtel».

«La música i jo»

Sapena es asimismo el impulsor del proyecto «La música i jo», la adaptación al marco educativo valenciano del programa didáctico que ha implantado el músico Joaquín Pascual (Surfin Bichos, Mercromina...) en tierras manchegas. Esta novedosa metodología musical se implantará «el curso que viene en trece colegios» de la Comunitat Valenciana.