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Arte

En busca del tesoro perdido de los plateros valencianos

El Bellas Artes compra cuatro tablas del retablo dedicado a San Eloy que pintó Ribalta y que permaneció en la iglesia de Santa Catalina hasta 1902

En busca del tesoro perdido de los plateros valencianos

La compra por 110.000 euros a un coleccionista particular de la tabla de la Virgen de la Esperanza de Joan de Joanes no es la única adquisición que va a realizar el Museo de Bellas Artes de València este año. Según ha podido saber este periódico, el Patronato del museo de la calle San Pío V también ha aprobado la adquisición por parte de la Conselleria de Educación, Investigación y Cultura de varias obras de Francisco Ribalta ( (Solsona, 1565 - València, 1628) por un total de 189.000 euros.

Se trata, por una parte, de dos tablas que representan al Arcángel San Gabriel y a la Virgen Anunciada pintadas en el año 1607 por el maestro valenciano del barroco y que han sido adquiridas por 90.000 euros; y por otra parte, se han adquirido otros dos óleos sobre tablas de Ribalta dedicados a San Eloy, por 99.000 euros.

Aunque las cuatro tablas estaban hasta ahora en manos de particulares -las dos primeras en las de una familia de València, y las dos últimas se encuentran todavía en la Iglesia de San Martín, aunque son propiedad del Gremio de Joyeros de València y Provincia-, todas formaron parte de un mismo retablo que los plateros de la ciudad dedicaron a San Eloy (su patrón) en el siglo XVII y que se encontraba hasta principios del siglo XX en la iglesia de Santa Catalina. En el mismo museo se conserva desde 1941 una Escena de la vida de la madre de San Eloy, tabla que también pertenecía a este conjunto pictórico.

La historia de este retablo es cuanto menos rocambolesca. La obra de Ribalta no era una creación libre sino una copia que sustituía a un retablo anterior también dedicado a San Eloy y que los Masip -Vicente y Joan, su hijo, más conocido como Joan de Joanes- habían pintado (sobre todo el segundo) casi un siglo antes. El retablo de los Masip fue destruido, en parte, por un incendio en 1584.

Decimos que en parte, porque sólo cuatro tablas originales de las pintadas por Joan de Joanes y su padre se salvaron, o al menos están identificadas y localizadas a día de hoy. Una de ellas -la Última Cena-, forma parte de las colecciones del Museo de San Pío V; la Consagración de san Eloy como obispo de Noyon se conserva en la Universidad de Arizona (Museum of Art, Kress Foundation) y el Cristo con la cruz a cuestas entró a formar parte de las colecciones reales y más tarde ingresó en el Museo del Prado, así como una representación de San Pedro. Tras el incendio del retablo de los Masip, los plateros de València le encargaron una copia a Ribalta. La distribución y tema de las distintas piezas de este retablo se conoce gracias a las capitulaciones del contrato entre el gremio y el pintor, publicadas en 1944.

El conjunto pictórico permaneció en la iglesia de Santa Catalina hasta que en 1902 el templo perdió su condición parroquial y el antiguo gremio de plateros decidió trasladar el retablo de su patrón a la cercana iglesia de San Martín. Pero en el templo de la calle San Vicente Mártir sólo se exhiben dos de las tablas pintadas por Ribalta: la Consagración de San Eloy como obispo de Noyon y San Eloy entregando la silla de oro al rey de Francia.

¿Qué ocurrió con el resto del retablo? La Escena de la vida de la madre de San Eloy fue donada en 1941 al Museo de Bellas Artes por el que fuera alcalde de la ciudad y abogado, José Montesinos Checa. Mucho más tardía es la aparición de las otras dos tablas que ahora ha adquirido la conselleria: la Virgen Anunciada y el Arcángel San Gabriel.

Tal como contó entonces este periódico, en el año 2013 el conservador de pintura del Museo de Bellas Artes San Pío V, José Gómez Frechina, identificó como parte del retablo de Ribalta dos obras que hasta entonces figuraban como anónimas en una colección particular valenciana. Serían los hombros del conjunto y su aspecto ovalado actual no es el original, sino producto posiblemente de alguna intervención en el siglo XIX.

El especialista entró en contacto con estas obras cuando un conocido del mundo del arte le hizo llegar fotografías de las mismas por encargo de los propietarios, interesados en tener más información sobre las tablas. Gómez Frechina las identificó pronto como las del retablo perdido de la iglesia de Santa Catalina y concertó una reunión con los coleccionistas para explicar la autoría y el valor de estas piezas de la colección familiar.

Pero tampoco fue entonces cuando se produjo la adquisición de las dos tablas. De hecho, el 27 de enero de 2016 la casa de subastas madrileña ofreció el Arcángel san Gabriel y la Virgen Anunciada por un «interesante» precio de salida (tal como lo calificaba una publicación especializada) de 210.000 euros. Pero al parecer la puja quedó desierta y fue cuando el Museo de Bellas Artes y la familia propietaria de los óleos contactaron hasta formalizar la venta este mismo año por un precio bastante inferior al de la subasta: 90.000 euros. Los dos óleos ya están en dependencias del museo.

Al mismo tiempo, el Bellas Artes y la Generalitat entraron en contacto con el Gremio de Joyeros, herederos del antiguo Gremio de Plateros, para adquirir las dos pinturas dedicadas a San Eloy que desde 1902 se conservan en la iglesia de San Martín. La intención parece clara: reunir la mayor parte del retablo de San Eloy -las cuatro tablas adquiridas este año y la que se conserva desde 1941- en un sólo lugar, en este caso las instalaciones de San Pío V. A tenor del contenido de las capitulaciones o de las piezas que se conservan del original de los Masip, parece claro que aún así la obra de Ribalta aún no estará completa. Quizá sólo sea cuestión de tiempo.

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