La valenciana Ana Penyas (1987) se convirtió el pasado martes en la primera mujer en recibir el Premio Nacional del Cómic. Este galardón pone el foco sobre el momento de bonanza actual de la ilustración -femenina, fundamentalmente-, pero también evidencia que a lo largo de la historia las artistas han estado ocultas bajo el nombre de sus padres o maridos.

Precisamente con la intención de visibilizar a estas creadoras, el Centre Cultural la Nau expone hasta el 20 de enero más de 200 obras de más de medio centenar de ilustradoras -sobre todo valencianas- de distintas generaciones, entre las que se encuentran Paula Bonet, la propia Penyas, Victoria Francés, Ana Miralles, Nani Serrano, María Herreros, Carla Fuentes, Pitty Bartolozzi, Juana Francisca, Pilar Sanchis, Mila Boutan o Manuela Ballester.

La exposición «Ocultas e ilustradas. Crecimiento y éxito de las ilustradoras en València», comisariada por Cristina Chumillas, MacDiego y Melanie Lleonart, parte de las impresoras del siglo XVI como el origen de la ilustración de nuestros tiempos. Las obras recogen distintas temáticas, formatos y técnicas que se caracterizan por su diversidad.

La exposición, según explicaron ayer los comisarios -acompañados por el vicerrector de Cultura de la Universitat de València, Antonio Ariño,- «no es únicamente una apuesta de género, sino un requerimiento de igualdad y una oportunidad para posicionar la labor de las ilustradoras valencianas». El proyecto, según explicaron, surgió ante la constatación que en la mayoría de los ámbitos profesionales, y concretamente en el de la ilustración, no se ha otorgado el mismo valor al trabajo de las mujeres que al de los hombres. El objetivo es visibilizar el papel de las autoras en esta profesión que, además de olvidadas, pasaron desapercibidas: ocultas bajo pseudónimos, relegadas a tareas consideradas entonces secundarias y lejos de los cargos creativos de relevancia.

Los comisarios hicieron una intensa labor de investigación con ayuda de los colaboradores para «echar la mirada atrás» y llegar así a los trabajos del siglo XVI. A partir de ahí, bucearon en tiempos como la república hasta llegar al siglo XX y XXI. Su intención, añadieron, es «generar un debate, plantear si estas mujeres, cuando pase el tiempo, seguirán trabajando o estarán ocultas».

Los trabajos de las ilustradoras se han dividido en tres ámbitos y se han ordenado historiográficamente: la ilustración editorial, que incluye trabajos publicados en revistas, periódicos, libros de texto, y novelas; la publicidad y la cartelería, con un apartado dedicado a la ilustración aplicada a producto; y la tercera línea es la del tebeo, cómic, novela gráfica o libro ilustrado. Todas las ilustradoras expuestas participan en alguno de estos tres bloques, a veces incluso en varios, ya que actualmente las profesionales se caracterizan por abordar distintas materias.

Las obras expuestas provienen de la Biblioteca Valenciana, prestadores privados, del Ayuntamiento de València y de la Biblioteca Nacional, entre otras.