P ¿Qué opina de la guía «55 mejores restaurantes de la Comunitat Valenciana»?

R Es magnífica, una referencia en el ecosistema gastronómico. Necesitamos métricas, valoraciones y referencias para no tantear, sino para interpretar el momento de la hostelería.

P ¿Está la alta gastronomía valenciana en forma?

R Yo creo que sí, en virtud de los reconocimientos Michelin y otros certificados de calidad. Hay una generación de líderes que han sabido interpretar el momento, arriesgar, poner el listón bien alto y pelear por la calidad con un orgullo bien entendido.

P ¿Cree que lo están haciendo en clave valenciana?

R Sí, están generando un relato identitario. Veo una voluntad cada vez más manifiesta de contonear una cultura para llegar más lejos en algo que ellos han entendido muy bien: en este mundo global no hay fronteras, pero la identidad es clave.

P ¿Cree que el restaurante de 25 euros asume el mismo compromiso con la calidad que la estrella Michelin?

R Hay de todo. Hay gente que trabaja con esos precios que también ofrece el producto, cuida el espacio y a su clientela. Es necesario que haya restaurantes de esas tarifas y en ellos hay gente que respeta al cliente.

P Cumplidas las tres cuartas partes de la legislatura, ¿de qué se siente más orgulloso?

R De los valores y los principios de la ley de hospitalidad. Una ley no cambia el mundo, pero marca los principios, los valores y el camino a seguir. La ley marca el principio de la formación, de la lucha contra el intrusismo, la gobernanza del sector, la integración del código ético. Tenemos más de 700 empresas que han suscrito el código ético. Queremos transformar el modelo turístico hacia la sostenibilidad.

P ¿Qué proyecto no ha podido sacar adelante todavía?

R La agilización. La agilidad es un concepto transversal, pero no hemos podido escapar del cuerpo de piedra que es la administración. El mundo va muy deprisa y las administraciones no están muy preparadas.

P ¿Cuál es el mejor valor turístico de la Comunitat Valenciana?

R Nuestro principal atractivo es nuestra forma de vida. La mediterraneidad, esa forma de vivir en la calle, de compartir el espíritu de la fiesta, de la autenticidad, del paisaje€ Otras cosas se pueden disfrutar en muchas partes, pero una forma de vida es un valor que no tiene réplica, que no se puede copiar. Es el legado de generaciones y hemos de ponerlo en valor.

P ¿Su mayor amenaza?

R No saber gestionar la diversidad. En nuestra geografía hay una gran diversidad de paisaje y cultura. Es un territorio muy plural, somos un mosaico enorme y no saber gestionar esa diversidad, jugar al monocultivo, sería un error. Otra amenaza sería no saber entender que el turismo es la primera industria. Hay que asumirlo, pero a mucha honra. Necesitamos una alianza, un gran pacto para creernos y asumir que queremos ser una gran potencia turística. Eso requiere un cambio de mentalidad y me preocupa que no lo veamos.

P ¿Dependen demasiado nuestras cifras de la estabilidad política de nuestros competidores?

R Dependen menos de lo que en los últimos años podría parecer. Estamos construyendo un modelo en el que cada vez somos más fuertes por nosotros mismos. Pero es verdad que el mundo está interconectado y es frágil y cosas como el brexit, la seguridad o Trump afectan. Por ejemplo, las disputas sobre Crimea nos van a afectar en el mercado ruso que es importante para nosotros. En el futuro vamos a tener que prestar mucha atención para poder gestionar esas fluctuaciones e ir diversificando mercados. Pero lo más importante es que cuidemos nuestra calidad, que siempre será nuestra mejor defensa. Otro ejemplo: el brexit nos puede afectar, pero el público inglés nos adora. Cuando se anunció la salida de Reino Unido de Europa salimos defendiendo los derechos de los ciudadanos ingleses en València. Eso fue un gran acierto. Porque el turismo se trata de eso, de establecer puentes y empatías, y han de ser muy fuertes.

P ¿Ha calado el mensaje de la hospitalidad entre los ciudadanos?

R Hay que seguir bregando. Es un mensaje que se lanzó fundamentalmente en clave interna, para la sociedad de anfitriones, es decir, para los 33 servicios y oficios que intervienen con el turismo: policías, hosteleros, agentes de museo€ Son oficios de frontera con el turista. La hospitalidad es el arte de penetrar la discrepancia, el de la amabilidad y eso ya forma parte de los currículums de los centros de turismo. También queremos dirigirlo a la ciudad como vacuna contra la turismofobia. Ahí hemos avanzado pero hay que seguir porque es una batalla inacabada.

P ¿Se puede vivir del turismo sin perder identidad?

R Se debe. Ese es un objetivo imprescindible y nuestra ley viene a hablar de eso. Nuestra identidad es lo que nos hará ser competitivos. Presentar el centro histórico sin que parezca un decorado depende de nosotros. Además, hablamos del turismo de masas en modo despectivo, pero es un gran logro que todo el mundo pueda permitirse viajar por Europa. Eso sí, tenemos que multiplicar esfuerzos para mantener la diferenciación frente a al estandarización.

P ¿Quién es nuestro mejor cliente?

R El que repite. La Comunitat Valenciana fideliza bastante más que otras. No es necesario pensar si es el inglés o el ruso. Te sorprenderá, pero el cliente argelino es el que hace el mayor gasto medio.

P ¿Sobre qué «target» turístico hace más esfuerzo promocional la Generalitat?

R Sobre el de más poder adquisitivo y el que desestacionaliza.

P¿Es el crucerista un buen negocio para el sector turístico?

R No hay que desdeñar ningún público. El crucero es una forma de viajar que merece nuestro respeto, pero es verdad que la fugacidad no permite descubrir ni generar las economías que quisiéramos. Pero permite divulgar porque si vienen y se llevan una buena impresión, tal vez vengan con mejor modelo, con más tiempo. Si, además, fuéramos puerto de salida nos aseguraríamos una pernoctación.

P Tiene fama de dar los discursos más sensibles e interesantes de la política valenciana. ¿De dónde saca el tiempo y la inspiración? ¿O se los escriben sus asesores?

R No, eso me lo tomo muy en serio. Los escribo yo. Y no hago nada especial, pero escucho mucho a los sabios que me envuelven y que me encuentro en la vida.

P Juguemos. La Comunitat Valenciana vertebra su territorio en tres provincias con personalidades diferenciadas. Dígame una característica a destacar de cada una de ellas.

R Alicante es una provincia de emprendedores, con muchas iniciativas. Castelló, es un topicazo pero, es un diamante en bruto. València es una apuesta segura. Tiene un fundamento histórico y una solvencia indiscutible.

P ¿Es usted más de cuchara o de espumas y esferificaciones?

R De cuchara, sin duda.

P ¿Cómo se come en la agenda de un político?

R No sé otros, pero en mi equipo comemos mal. Rosquilletas, sandwiches y casi siempre a destiempo, en el coche. Esa es nuestra cotidianidad.

P ¿Un pueblo de interior donde perderse?

R Vilafamés.

P¿Un playa donde bañarse?

R Donde más me he bañado en la vida: en Benicàssim. Tiene una calidad bárbara y todos los reconocimientos posibles.

P ¿Alguna ciudad donde pasar un día?

R Valencia ciudad y Gandia, por todo el legado Borgia.

P ¿Una comarca para poner en valor?

R Palanca-Mijares. No es estrictamente una comarca, pero sí una zona con un paisaje tremendo.