Los «Torrestrella», muy demandados en el siglo XX por las principales figuras, fueron perdiendo su favor por su acusada personalidad y estilo. Los actuales mandamases, amparados por la moda -que ya es tendencia- de matar toda la camada de sus ganaderías predilectas sigue costándoles anunciarse con los toros de don Álvaro en ferias de compromiso.