Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

David Espinosa: "El teatro convencional son fórmulas que lo convierten en un negocio"

Leva el sábado y domingo al Teatre El Musical su singular clase de historia

David Espinosa: "El teatro convencional son fórmulas que lo convierten en un negocio"

En la presentación de Una historia universal, David Espinosa usa una frase de Aristóteles: «La historia cuenta lo que sucedió y la poesía lo que debería suceder». «Refleja cómo es la obra -justificaba ayer el dramaturgo ilicitano en conversación telefónica con Levante-EMV-. Por un lado está el juego temporal y lógico de lo que sería la historia, y por otro, al combinar los elementos de una manera más libre y poética, se abren nuevo significados que son más interesantes y que permiten al espectador hacer sus propias lecturas».

¿En que consiste la clase de Historia Universal que impartirá este fin de semana en el Musical?

Hemos intentado teatralizar el pasado a través de objetos. Yo hace tiempo probé cambiar mi cuerpo y el de los intérpretes por cuerpos a escala, y a partir de ahí he desarrollado varias obras. En este caso es algo más narrativo en el que trato de jugar con el formato megalómano. Me interesa cuestionar el teatro más convencional y con más recursos. La idea es cómo poder generar una obra de grandes dimensiones con pocos medios y que la gente salga sabiendo que se puede hacer.

¿ Un ataque al teatro convencional?

Sí, la idea es ponerlo en peligro y que desaparezca.

¿De dónde le viene esa manía?

Hombre, es una manera de hablar. Como persona que lleva mucho tiempo en relación con el teatro y la escena, cada vez me interesa menos el teatro convencional. Llega un momento en el que ves que son fórmulas que se repiten, que lo convierten más en un negocio que en algo relacionado con el arte y la cultura. Mi manera de afrontarlo no es destructiva, sino es más como jugar. Desde la ironía probar formas de darle la vuelta.

Eso suena a política.

Si, es algo muy político, pero a veces no es tan obvio. Lo interesante de la política es buscar otras fórmulas porque la democracia está agotada. Es un sistema que pertenece a los griegos y que tiene más 2000 años. ¿Qué tal si buscamos algo nuevo? Más que cuestionar el formato convencional de teatro, aporto una manera diferente de hacer, aunque no deje de ser una cosa tan clásica como un espectador viendo un espectáculo.

Algo muy clásico y también muy infantil. A los niños les encanta ver a los demás juegan con objetos y muñecos.

Claro, por eso llamamos a esto «adultoys». Intentamos que sea un juego para adultos. Al hacer cosas con objetos y muñecos la gente espera un espectáculo más infantil y más básico, y a mí me gusta darle un punto más oscuro y sofisticado en cuanto al significado. La narrativa no es tan obvia, con lo cual como espectador siempre necesitas cierta experiencia.

La suya es «una» historia de la humanidad. ¿En qué se diferencia de las otras que se han hecho?

En la idea de historia. En inglés el título de la obra es «an story» (historia en minúscula) y no «history» (la Historia en mayúscula). Al principio nos planteábamos algo más pedagógico y al final lo hemos llevado más a un relato abierto y libre. Al final el interés de la pieza es el juego que propones a nivel de metalenguaje.

¿Cómo ha resumido toda esa historia de millones de años en una obra de 70 minutos?

Hemos intentado pasar por los grandes acontecimientos, desde un punto de vista algo eurocentrista aunque lo hemos intentado evitar, pero con ciertas pinceladas de todo lo demás. Grecia y Roma, el descubrimiento de América, la Revolución? Pero jugando y dando saltos de una época a otra, con giros en el significado. Hemos intentado romper la línea temporal ya que el interés no es tanto contar la Historia como era, sino generar otro tipo de dramaturgia a partir de ella.

¿Cómo ha afrontado nuestros momentos más trágicos?

Creo que hemos conseguido reflejar la amargura de manera muy sencilla. Por ejemplo en el Holocausto lo hemos hecho con una imagen muy sencilla, lo que la vuelve muy cruda e impactante. Como con una peli de Haneke, que evita la banda sonora para subrayar la violencia y así la escena es mucho más dura.

¿Por mucho que conozcamos la historia, estamos condenados a repetirla?

Un poco sí. Nos ha costado aprender de los errores del pasado. Hemos seguido mucho de ejemplo el libro Sapiens (de Yuval Noah Harari), que cuenta la historia desde la perspectiva actual, cómo entendemos la realidad a partir de lo que ha pasado. Y es lo que buscaba en esta pieza, entender el presente, cómo conectamos los acontecimientos anteriores con lo que está sucediendo ahora.

Vuelve a València, la ciudad en la que estudió teatro pero que dejó hace mucho tiempo. ¿Cómo se ve desde fuera la escena local?

Estoy bastante desconectado. Cuando estuve había grupos de teatro convencional que gozaban de buena salud. Evidentemente hay crisis, pero porque cuando las cosas funcionan bien no hablamos de teatro sino de otras cosas, de musicales y cosas así. Pero tengo la sensación de que ahora hay una oleada de gente haciendo cosas fuera del circuito convencional.

Compartir el artículo

stats