Lola, que hace más de 25 años que dejó su pueblo, recibe una llamada de su madre anunciándole la muerte de un ser querido. Por ello, Lola tendrá que volver a casa con este pretexto y, sin poder evitarlo, se verá condenada a ser, de nuevo, la reina del baile de COU-1995 en un viaje en forma de pesadilla hacia el pasado.
Este es el punto de partida de La reina del baile de COU-1995, obra que su autor Antonio Escámez estrena el próximo viernes en la Sala Ultramar, y que codirige junto al Premio Max Víctor Sánchez. La reina del baile de COU-1995 cuenta el regreso de Lola a su pueblo. Después de un cuarto de siglo de ausencia, la vida la lleva a reencontrarse con viejos fantasmas del pasado en una historia que conjuga el drama y la comedia y sitúa a los personajes en mitad de un vertedero de basura repleto de objetos de los 90.
El texto, que cuenta con Xel Curiel, Lola Moltó, Vanessa Cano, Vicent Domingo y el propio Escámez sobre las tablas, es un discurso generacional, o como su autor la define «una dramedia que tiende a la farsa». Explica Escámez a Levante-EMV que la trama surge de la historia real de una muerte, aunque no quiere desvelar de quién. Le planteó la historia a Sánchez quien, sin dudarlo, le animó a llevarlo sobre la escena. Señala el director y creador que La reina del baile de COU-1995 trata «sobre los miedos y cómo enfrentarse a los fantasmas del pasado». Sobre las tablas plantean una situación tan actual como universal: cómo dejar el pasado para vivir la vida.
La «dureza» de los pueblos
Escámez apunta que, además de este tema universal, su obra es también una «especie de retrato de los pueblos valencianos». «Partimos de que los pueblos son lo mejor del mundo, pero también pueden ser muy duros», reflexiona el dramaturgo, director y también actor de la obra. A ello hay que sumarle el retrato generacional que plantea La reina del baile de COU-1995. El título es inequívoco. Señala Escámez que se verán muy reflejados aquellos que crecieron con series como Sensación de vivir, personajes como Lady Di, o acontecimientos como la guerra del Golfo. Habrá, avanza, música de los 90, pero que el público no espere ruta del bakalao. El personaje de Moltó, por su parte, volverá la mirada a aquella generación de los 60, que vivió en una sociedad marcada por los años del franquismo. Escámez añade que la obra «tiene mucho de comedia; el público se va a reír», asegura.
Según augura la veterana de los escenarios valencianos Lola Moltó, que interpreta a Dolores -la madre de Lola- la obra reunirá a varias generaciones en el patio de butacas. «Todas las generaciones pasan por lo mismo, lo que pasa es que hasta que a ti no te ocurren determinadas cosas no te lo planteas», señala. «La obra habla de temas universales por los que todos pasamos», reflexiona.
Lola, la protagonista de la obra, se enfrentará a la enfermedad fatal de su madre o a la desaparición de su padre, pero también con una serie de encuentros: su mejor amiga que viene a invitarla a una reunión del instituto años después de la graduación, su primer amor que ha envejecido prematuramente y es adicto a la nostalgia y a la coca o con el fantasma de su mejor amigo que se suicidó hace una década y que ahora la atormenta por las noches. Lola se verá arrastrada por un huracán que la atrapará de nuevo en un pueblo lleno de secretos y mentiras pasando de reina a víctima en un final desgarrador.
La reina del baile de COU 1995 es, a su vez, un canto nostálgico e irónico sobre la adolescencia perdida, la aceptación de la muerte y la lucha contra el miedo como único camino para la libertad.
