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Entrevista

Janine Jansen: "El violín es mi voz"

La violinista holandesa vuelve hoy al Palau de la Música con el pianista Alexander Gavryluk

La violinista janine Jansen. marco borggreve

Hace nueve años que la violinista holandesa Janine Jansen (1978) maravilló al público del Palau de la Música con las notas de Sibelius. Hoy regresa a la Sala Iturbi en un formato de música de cámara junto al pianista Alexander Gavryluk y las sonatas nº 1 en la menor de Robert Schumann, la nº 2 en re mayor de Serguéi Prokófiev y la célebre Sonata para estos dos instrumentos del compositor francés Cesar Franck.

Hábleme del concierto de hoy en el Palau de la Música.

Es un programa muy bonito y expresivo, muy romántico. Es un repertorio lleno de color en muchas formas. Va a ser muy interesante. La combinación del violín y el piano [de Gavryluk ] es una maravillosa, nos conocemos desde hace años y es un fabuloso pianista que ha tocado a lo largo de todo el mundo.

¿Por qué ha elegido a Schumann, Prokófiev y Franck?

Me gustan tantas sonatas... Pero tenía que hacer una selección. Son piezas muy interesantes porque puede llevar al público a escuchar distintos estilos románticos.

¿Qué hace especial al violín frente a otros instrumentos?

El violín me encanta, es mi voz. Mis padres son músicos y mis hermanos también. De hecho, yo quería tocar el chelo cuando era pequeña porque mi hermano lo tocaba. Lo encuentro fascinante porque su sonido. Sin embargo, mi padre me sugirió que fuéramos un poco más variados (ríe) y me planteó tocar el violín. El violín tiene inmensas posibilidades de colores, ritmos dinámicos... Es un instrumento precioso.

¿Y qué siente cuando lo toca?

Hacer música supone crear un lenguaje emocional. Cuando estoy sobre el escenario cuento una historia al público. Es una experiencia con ellos y con los demás músicos.

¿Qué habría sido de no ser violinista, de haber nacido en una familia sin tradición musical?

No lo sé. No puedo imaginármelo. Sin ellos no sería lo que soy ahora. La música es lo que me gusta hacer.

Llega a València con un concierto de música de cámara. ¿Se siente más cómoda en este formato o con orquesta?

Me encantan los dos así que no puedo elegir. La cuestión es hacer música. La diferencia es cómo nos comunicamos. Con la de cámara tienes más libertad por el tiempo que pasas en escena, en este caso con solo dos personas que no son 80. Pero todo el mundo está ahí con la misma intención: escuchar música.

¿Qué le inspira?

La música y sentir la energía del público.

¿Nota diferencias entre el público de distintos países?

La diferencia es la manera en la que muestran su emoción. Hay públicos más expresivos, más vibrantes, pero no significa que no les llegue la música de la misma manera.

¿Qué haría usted para que los jóvenes llenen los auditorios?

Inculcar la educación musical desde pequeños, en la escuela. Ponerlos en contacto con la música clásica. hacer espectáculos para ellos, hacer que toquen instrumentos. Necesitamos hacer un esfuerzo en todo esto porque ellos son el futuro.

Tengo entendido que toca una «joya» del siglo XVIII, un Stradivarius de 1707.

Es impresionante. Lo tengo prestado de la fundación Dextra Musica. Estoy muy agradecida porque es tan valioso que es imposible tenerlo en propiedad. Así que tengo la oportunidad de tocar una obra de arte. Es propio instrumento es también una inspiración. tiene muchísimo color y posibilidades sin fin.

Imagino que tendrá cuidados muy especiales.

Sí, siempre va conmigo. Lo cuido mucho. Lo llevo a fabricantes para mantenerlo siempre limpio. Es algo muy personal.

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