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Reivindicación feminista y beatlemaníaca

Women play Beatles

16 toneladas

Impresionante éxito de este homenaje femenino a The Beatles con el objetivo de visibilizar la presencia de instrumentistas, cantantes, compositoras y tantas otras mujeres que se dedican a la música de manera amateur o profesional y que reclaman igualdad de derechos y oportunidades y la misma atención que se les presta a sus compañeros varones. A tal fin se dedicó por entero lo recaudado en la taquilla, vacía desde el día anterior, a través de diversas asociaciones y proyectos, como AMCE (Asociación de Mujeres Creadoras de Música de España), Femirockers o el festival Tremenda Fem Fest, que se celebra en Castelló. En la escena clásica vemos sin parar arpistas, pianistas, chelistas y violinistas. ¿Y qué me dicen de esas grandes damas de la canción o las divas del pop? Entonces, ¿no hay mujeres en el rock? A esta pregunta respondieron el viernes con contundencia las más de treinta artistas que se subieron al escenario para reclamar justicia interpretando el repertorio de los Fab Four durante dos horas.

Una acción como esta requiere un formidable esfuerzo de organización y un montón de horas y paciencia para salir de ese infierno técnico que supone hacer sonar decentemente a todas esas personas con sus necesidades, gustos y opiniones. Así que, después de estas consideraciones, ustedes me excusarán si no pongo nombres propios o alabanzas y críticas particulares, porque ni aquello era un examen ni yo tengo potestad estética, moral o intelectual para juzgar una reunión así. De lo que no se van a escapar es de que les cuente cuáles fueron mis momentos favoritos de la velada. Me gustó la frescura y la garra adolescente que las músicas imprimieron a piezas como «Back in the USSR», «Can't buy me love», «Revolution» o «Help». También la profunda melosidad soul y la madurez de «Don't let me down», «Something» y «Come Together». Hubo dos momentazos para el blues, uno firme y cortante en «Oh Darling» y otro pesado y oscuro en «Yer blues». Buena estuvo la lectura en clave de rock sureño que se hizo de «Let it be», con exhibición guitarrística incluida. Sonó plena y coral «Help from my friends», vía Joe Cocker, transpirando arte y sororidad. Y a riesgo de hacer caso omiso a mis propias intenciones, conviene resaltar el nombre de Irene Gómez Fayos, pianista, cantante y saxofonista valenciana que se hizo cargo de la ordenación del asunto y de su dirección musical. Fue ella, cuyo teclado sobrevoló toda la velada, quien se hizo cargo de lo que para mí fue la joyita del concierto: el arrebatador final del medley de Abbey Road, con los temas «Golden Slumbers-Carry that Weight-The end», que acometió con elegancia y fenomenalmente escoltada. Como final, una multitudinaria versión de «Twist and shout». Artísticamente el reto era titánico y, muy probablemente, inabarcable, pero la causa merecía la pena. Ahora que ya saben que existen, denles la oportunidad que en justicia les pertenece.

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