El 10 de junio las salas de teatro privadas de València estallaban contra el ayuntamiento. A través de un documento firmado por 14 espacios teatrales de la ciudad -Carme Teatre, El Teatret, Espai Inestable, Sala Carolina, Sala L'Horta, Sala Off, Sala Russafa, Sala Ultramar, Teatre Flumen, Teatro La Estrella, Teatre Micalet, Teatre Talia, Teatro Círculo y Teatro Olympia-, sus propietarios pedían al consistorio «un compromiso real de apoyo a nuestras realidades», la promoción conjunta de la oferta teatral de la ciudad y, sobre todo, que se publicase la orden de ayudas en 2019, «que ahora mismo está en peligro después de haberla recuperado en el año 2018, por una mala gestión del partido político encargado de gestionar Acción Cultural».
Así, sin nombrarlo, se estaban refiriendo los empresarios teatrales al grupo municipal de València en Común y a su concejala María Oliver, que apenas unas semanas antes había perdido el acta de regidora tras las elecciones del 26M. El 12 de julio la socialista Maite Ibáñez cogió el testigo de Oliver al frente de la concejalía que dirige los teatros municipales valencianos (el Musical y La Mutant) y que siempre ha gestionado las ayudas a las salas privadas.
¿Siempre? Bueno, las había gestionado para no concederlas. En 2015, el año en el que accedió al consistorio, Oliver retiró las ayudas directas a las salas de teatro privadas, y en 2016 las recuperó siempre que el beneficiario fuera una asociación o entidad sin ánimo de lucro. En 2017 no se entregó ninguna ayuda y en julio de 2018, tras las críticas de los empresarios, el ayuntamiento recuperó las ayudas a las salas, aunque solo ocho de las 12 que optaron a ellas pudieron obtenerla.
Aunque con matices, la decisión de resucitar estas subvenciones fue bienvenida por el sector, que confiaba en que en 2019 se mantendrían e incluso ampliarían. Pero no fue así. El departamento de Oliver sí que aprobó las ayudas a los circuitos escénicos, a los proyectos especiales, a las residencias y a la producción, pero retuvo la de las salas.
En una entrevista concedida a este periódico el 25 de julio, Maite Ibáñez, recién nombrada concejala de Acción Cultural, ya anunció que su deseo era revertir esta situación pues era «consciente de que la dinamización cultural de la ciudad pasa por las salas de distintos barrios». Y ayer, tras confirmar a Levante-EMV que la decisión de reactivar el procedimiento ya se ha tomado y que serán 190.000 los euros que se repartirán (los mismo que en 2018), insistió en este aspecto: «Uno de nuestros principales objetivos era recuperar este dinero -aseveró-. Los teatros privados completan la oferta escénica de la ciudad al máximo nivel y esta es una manera de contar con ellos».
Ibáñez quiso también «pedir disculpas» por el retraso en la llegada de las ayudas de este año. Aun así, la partida de 190.000 euros provenientes de varias modificaciones presupuestarias que repartirá Acción Cultural todavía no ha sido aprobada ni se ha decidido cuántas empresas se beneficiarán de ella. La decisión está tomada pero queda la parte formal. Tiene que recibir todavía el visto bueno de la Junta de Gobierno, algo que la concejalía prevé que suceda la próxima semana ya que tanto el PSPV como Compromís están de acuerdo con la decisión de Ibáñez. De momento, para poder entregar las ayudas este año la concejalía ha repetido el pliego de condiciones y la propuesta de ayudas de 2018. «No podemos hacer otra cosa que conseguir que las ayudas lleguen a finales de año, es lo que hemos podido hacer con el tiempo del que hemos dispuesto», insistió Ibáñez, quien también subrayó que estas ayudas «están garantizadas para 2020».
