«Estimado Sr. D. Joaquín Sorolla. Mi querido amigo: Mi hijo me escribe con dirección en París y ello me prueba que han llegado ustedes. Bien venidos [sic]». «Querido Pepe: con el alma en un hilo estamos pensando siempre en vuestro hijo. Dios haga su voluntad. Te abraza, Joaquín Sorolla». Son fragmentos de algunas de las cartas que se enviaron los artistas valencianos José Benlliure y Joaquín Sorolla durante los muchos años que duró su amistad desde que coincidieron en Roma. Son parte de la documentación que la Fundación Bancaja exhibe hasta el 22 de marzo en la exposición «Sorolla y Benlliure. Pinceladas de una amistad».

La muestra reúne además ocho obras, cuatro de Benlliure y otras tantas de Sorolla, que se completa con bocetos y correspondencia entre ambos. La exposición muestra por primera vez en València la serie de José Benlliure Las cuatro estaciones» (1930-1933), un conjunto de cuatro lienzos de la Fundación Bancaja y que han sido restaurados para la muestra. En esta serie, Benlliure acerca al espectador a la naturaleza mitológica. En ella, ocho amorcillos (niños desnudos y alados) juegan mientras recogen flores en primavera; frutos, en verano; leña, en invierno; y vendimian en otoño. La serie parece un homenaje a asuntos renacentistas y barrocos italianos y a la pintura valenciana de finales del siglo XIX. Las obras se exponen junto a los bocetos preparatorios conservados por la Casa Museo Benlliure.

Junto a ellas, otros tantos lienzos de Sorolla. Destaca la imponente Yo soy el pan de la vida (1896-1897), de la colección de la familia Lladró. De la Fundación Bancaja se exhibe Retrato de una dama (1883), una obra de juventud del pintor valenciano; Cabeza de niña con flores (1890), pieza que coincide con el año en el que el pintor recibe un galardón en la Exposición Nacional de Bellas Artes, y Otoño. La Granja (1907), pintada cuando ya era un artista consolidado. Dos años después llegaría su gran triunfo en EE UU: la exposición de 1909 en las salas de la Hispanic Society de Nueva York.

La comisaria de la muestra, Sofía Barrón, explicó ayer durante su presentación -acompañada del presidente de la fundación, Rafael Alcón, y la coordinadora de comunicación de Bankia, entidad colaboradora, Isabel Rubio- que la amistad entre ambos aristas «se sustentó en anhelos artísticos similares». Entre estos intereses, la doctora en Historia del Arte por la Universitat de València destacó el impulso conjunto a la construcción de un Palacio de Bellas Artes e Industrias en València, proyecto que nunca vio la luz. Explicó Barrón que aunque al principio la relación entre ambos era «diplomática». Benlliure llegó a Roma en 1879 y más tarde, en 1885, lo hizo Sorolla y allí entablaron amistad. Con el paso del tiempo «se conocen, se hacen amigos». De hecho, ambos pintores participan en las labores de decoración de las casas de uno y de otro. La muestra recoge cómo Sorolla expresa su aprobación mediante un dibujo al diseño del banco que se encuentra en el patio de la casa de Benlliure, en la calle Blanquerías.

Pese a que el cambio de siglo se dibujó muy distinto para ambos artistas en cuestión de fama, siempre mantuvieron siempre el contacto. Sorolla se convirtió en maestro de Peppino Benlliure, el tercer hijo de José Benlliure, quien murió en 1916 víctima de la tuberculosis. Al dolor por la prematura muerte de su hijo, se sumó dos años después la pérdida de su mujer. Durante los períodos de enfermedad, además de mantener una fluida y preocupada comunicación, Sorolla los visitó siempre que el destino de sus viajes fue València.

Anoche a la inauguración asistieron los artistas Paco Sebastián Nicolau, Pepe Sanleón, Vicente Ortí, los críticos Boye Llorens y Javier Molins, además de Alejandro Font de Mora, el coleccionista Paco Fandos, Nacho Jara (Lladró) y los patronos de Bancaja, José Luis Martínez Morales y Francisco Muñoz Antonino.