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Crítica musical

Mozart en modo 3.0

Mozart en modo 3.0

Volvió al ruedo sinfónico la Orquesta de la Comunitat Valenciana, un conjunto que nunca decepciona dentro y fuera del foso. Como invitado de lujo, el joven maestro Michele Mariotti (Pésaro, 1979), director del Teatro Comunale de Bolonia, quien debutó en Les Arts en 2011, con La Cenerentola.

Mariotti optó en València por un repertorio de diversas épocas: el Mar en calma y feliz viaje op. 27, de Mendelssohn, una hermosa obertura inspirada en dos poemas de Goethe que años mas tarde también utilizaría Beethoven. Desde el primer golpe de batuta, que es como la firma de cada director, la autoridad del maestro de Pésaro fue percibida con total claridad traduciendo su autoridad y comunicación con el auditorio. Bien ganada tiene la OCV la fama y nivel entre las orquestas españolas. Si por secciones es modélica en conjunto brilla por su sonido empastado y rotundo. Las cuerdas resuenan ejemplares y plenas al igual que los solistas en la madera y el metal y, por supuesto, en la percusión, exacta y contundente.

Para la Sinfonía en re mayor KV 385, compuesta en honor a su amigo Sigmund Haffner, Mariotti impuso un Mozart con spirito como pide el Allegro inicial, siempre firme pero sin extravagancias con una gestualidad mas próxima a la invitación que al mandato, lo cual siempre redunda en beneficio de la música. Los profesores siguieron sus indicaciones sin dudas, respondiendo con total fidelidad en cada movimiento. Fue una versión moderna, en modo 3.0, pero sin abjurar del estilo del de Salzburgo.

El Coro de la Generalitat es toda una institución en la música coral valenciana, que ha dado muestras memorables tanto en la lírica como en lo sinfónico. En estas ocasión, con repertorio francés, volvió a impresionar al público desde la Pavana op. 50, de Gabriel Fauré, sobre texto del poeta Robert de Montesquiou (una vez mas, se omiten los autores de los poemas). El maestro italiano supo equilibrar cantores y orquesta, si bien la alejada situación del coro no siempre benefició la proyección de las voces, trabajadas con sapiencia por ese artesano coral que es el maestro Perales.

No eran del agrado de Poulenc las músicas de Fauré mientras que su compositor de cabecera fue Mozart, curiosamente reunidos en el concierto de Les Arts. Este Gloria de Poulenc es una obra justa de duración que condensa hermosos momentos combinando una soprano solista, coro y la masa orquestal, todo bien entramado por el maestro Mariotti. La situación de la soprano segoviana Aida Gimeno, distanciada en exceso del publico, no fue la mejor opción para poder escuchar parte. Ella es alumna del Centro de Perfeccionamiento de Les Arts y, como ha demostrado en otras ocasiones, posee un timbre de calidad y adecuada proyección. Mariotti, entregado, supo organizar el ensemble y re-crear la atmósfera de liturgia impuesta por Poulenc imponiéndose por seguridad y capacidad de comunicación. Seguro que vuelve a la sala principal.

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