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Entrevista

Rogelio López Cuenca y Sergio Rubira: "Nuestra actual imagen de Oriente repite los estereotipos del siglo XVIII"

«Convertimos al oriental en objeto artístico a costa de neutralizarlo como sujeto político»

Rogelio López Cuenca y Sergio Rubira: "Nuestra actual imagen de Oriente repite los estereotipos del siglo XVIII"

En la década de los 90, el artista malagueño Rogelio López Cuenca inició «El paraíso es de los extraños», un proyecto con el que ha analizado, a partir de la figura del harem la construcción del imaginario islámico en Occidente. Aquel trabajo desemboca ahora en «Orientalismos», la exposición para el IVAM que ha comisariado junto al subdirector de exposiciones del museo, Sergio Rubira, y que se inaugura el próximo 6 de marzo.

P ¿Qué idea les gustaría que se llevaran quienes visiten la exposición?

R rogelio lópez: Que la mayoría de las ideas que tenemos no vienen de nuestra experiencia de la realidad, sino de los relatos que consumimos como espectadores. La exposición nos muestra que, a pesar de la diferencia cronológica, hay una recurrencia de temas, tópicos que se convierten en estereotipos y crean una imagen de ese otro mundo, el Oriental, ajeno a la evolución de la historia. Son clichés que aparecen y reaparecen y retratan a ese otro inmovilizado en la Edad Media.

P ¿Los orientalistas buscaban allí un negativo de Occidente o un paraíso perdido?

R r. l.: Hay una ambigüedad de rechazo y fascinación. En las pinturas de los harenes o los retratos de desnudos hay una ambigüedad morbosa a la hora de incluir una condena moral al mismo tiempo que se regodean en representar aquello que solo pueden hacer los bárbaros. Ese doble juego está siempre presente. Se podría simplificar en una fórmula: se convierte al otro, al oriental, en objeto estético a costa de su neutralización como sujeto político. Tú eres una imagen que nosotros consumimos, pero no un ser humano como nosotros.

P ¿Esa fórmula sigue funcionando ahora en forma de xenofobia?

R r. l.: Es más, funciona como un sustrato indispensable. Se idealiza el sujeto estético del pasado para despreciar a los seres humanos contemporáneos. Idealizo tus funciones culturales pero te repudio como persona. Todo con el moro pero sin el moro.

R sergio rubira: Si nos paramos a analizar las imágenes que consumimos de Oriente hoy en día, casi todas repiten los estereotipos generados desde el siglo XVIII, esa representación del mundo árabe violento o población pasiva a la espera de que ocurra algo.

R r. l.: Esos dos clichés, el de la violencia y la pasividad, no se oponen, sino que nos presenta a un moro irracional que está pasivo y que de repente, en un momento inexplicable, como si no tuviera que ver con unos procesos históricos, estalla con violencia.

P Uno de los ejemplos de esta imagen occidentalizada de Oriente es la fiesta de los Moros y Cristianos.

R s.r.: Absolutamente. Es esa idea de que son meros objetos de contemplación. Lo curioso es que, aunque pierdan, todos quieren ser moros por el lujo que representan. Y ahí hay otro asunto, que es el gusto por vestirse del otro porque es un ejercicio que se puede permitir quien tiene poder para ello. Igual que podemos hacer turismo allí, también podemos vestirnos como ellos, pero ellos no pueden hacer turismo aquí ni pueden disfrazarse de nosotros.

P ¿Qué ha hecho Hollywood por afianzar esta imagen de Oriente?

R r. l.: Mucho. Incluso la Al Andalus que imaginamos ya está influida por Hollywood. Todas las películas de Simbad o Aladino coinciden en los 50 con el surgimiento del panarabismo. Cuando los árabes entran en la historia contemporánea, Occidente les devuelve con el cine a la Edad Media subrayando lo imprevisibles, autoritarios e infantiles que son.

P Pero los fotógrafos de la misma Unión Soviética que impulsó el anticolonialismo, repitieron los tópicos cuando fotografiaban las repúblicas asiáticas.

R s.r.: Si, hacen lo mismo que ha hecho Europa, pero como dijo un historiador, Rusia es el único país que se ha colonizado a sí mismo.

R r. l.: Y en ese carácter fronterizo Rusia coincide con España por esa especialísima ambigüedad entre la fascinación con nuestro propio pasado y el rechazo al Al Andalus que se estudia aquí como si fuera el coronavirus.

P Ahora tenemos a unos idealizando nuestro pasado cristiano para contrarrestar a los que idealizan nuestro pasado árabe.

R r. l.: El caso del desmontaje del mito de la reconquista me parece científico. Efectivamente, no existe. Y sí, al mismo tiempo existe una idealización de un Al Andalus casi de opereta en el que nos fantaseamos como sultanes. También se desmonta facilmente. Pero si funciona ese mito es porque necesitamos soñar en esa posibilidad.

P ¿Se veía diferente Oriente desde España que desde Francia o Inglaterra?

R r. l.: No, porque el orientalismo no sabe de origen sino que se retroalimenta de sí mismo. La realidad histórica del mundo árabe importa poquísimo en Europa.

R s.r.: Tiene que ver también con la imagen turística de España. De cara a fuera la construcción de lo español tiene que ver con ese imaginario que nos convertía en exóticos, aunque nunca éramos suficientemente exóticos. Las campañas turísticas de los años 20 nos ponían en un lugar intermedio: venga a España donde le esperan las comodidades de Europa con el lujo oriental. Y venían y, claro, se decepcionaban.

R r. l.: La cultura árabe está tan presente en nuestra memoria colectiva que, para no reconocerla, se hiperorientaliza, nos inventamos algo para no asimilar hasta qué punto impregna nuestros ámbitos, arquitectura o trama de las ciudades.

P ¿Sigue funcionando ese paternalismo en el siglo XXI?

R r. l.: Hay artistas árabes que están realizando con una postura crítica e irónica el desmontaje de los estereotipos y evidencian los intereses políticos que han llevado a cabo esta orientalización. Pero el saqueo se sigue produciendo y los estereotipos se mantienen.

R s.r.: Aún hay tiendas de muebles que te convencen de que si les compras un aparador tendrás el Oriente en casa.

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