No hay nadie en el planeta taurino que no conozca Algemesí, ese hermoso pueblo valenciano enclavado en la comarca de la Ribera que celebra en honor de la Mare de Déu de la Salut, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, una feria de novilladas que este año no existe debido a la grave crisis sanitaria que azota al mundo. Desgraciadamente, en la misma situación están el resto de ferias de novilladas del panorama taurino como Villaseca de la Sacra, Arnedo o Calasparra, un trampolín todas ellas para la cantera de toreros que este nefasto 2020 se quedará estancada. Así lo destacó en un comunicado el actual presidente de la Comisión Taurina, Alberto Fernández: "Se suspende ante la imposibilidad de organizar la feria de novilladas de acuerdo a las normas sanitarias de distanciamiento marcadas como prevención de contagio del coronavirus".

Cada día de feria, el coso algemesinense registraba un lleno de "No hay billetes" con más de 4.000 personas en los tendidos y, en el descanso, se producía ese estallido luz con numerosos niños inundando el ruedo del palenque de la Ribera con sus capotillos y muletitas para soñar con ser toreros.

En el recuerdo queda la emoción de los triunfos vividos en 2019, como los de los novilleros valencianos Miguel Polope y Jordi Pérez, con el clasicismo y la personalidad del primer joven y la capacidad y el valor del segundo. De hecho, el ganadero Javier Sánchez-Arjona también fue uno de los ganaderos triunfadores del ciclo pasado con "Tachador", un eral de su reserva del encaste Coquilla que incendió los tendidos por su bravura: "Fue una satisfacción volver a Algemesí el año pasado porque he lidiado mucho en esa plaza, del 2000 al 2012 incluido", apunta desde Salamanca. "Esta feria de novilladas es señera porque es la pionera en toda la piel de toro y destaca porque a final de cada temporada pasa el examen a los mejores novilleros del año y quien recibe el honor de ser el triunfador tiene buen ambiente al año siguiente", aclara Sánchez Arjona. Sobre la afición algemesinense destaca que es muy apasionada, típica del mediterráneo, y de su plaza cuadrada explica que tiene un colorido "precioso" y es uno de sus "mayores encantos", a pesar de que los animales puedan tener "más querencias". El ganadero salmantimo también pone énfasis en el tipo de novillo que se presenta: "Un novillo normal, sin exageraciones, bien presentado, bonito y gordo", finaliza.

En la historia reciente, la milenaria feria de novilladas se había suspendido en tres ocasiones: a mitad del siglo XIX por inestabilidad política y en el siglo XX por la gripe española de 1918 y en los años de la Guerra Civil, en la que también se anuló la fiesta en honor a la patrona de Algemesí y La Muixeranga, al son de la dolçaina y el tabal, tampoco abrazó el cielo de la Ribera.

Cada año, sin faltar a la cita cada final de septiembre, la Comisión Taurina de Algemesí organizaba nueve días de toros consecutivos que situaban al municipio de la Ribera en el mapa taurino gracias a la diversidad de encastes, el buen elenco de novilleros y la peculiaridad de su plaza.

Este año, las fechas para la Setmana Taurina estaban fijadas desde el sábado 19 al 27 domingo de septiembre. De hecho, pese haber cancelado en julio la feria de novilladas, la comisión había estado barajando la idea de hacer encierros con vacas de alquiler a las ocho de la mañana, como ocurre los días de feria, o montar una plaza portátil en el mismo corazón del pueblo para dar festejos populares y alguna clase práctica de la Escuela Taurina de València para no dejar el año en blanco, pero ha sido imposible debido a la situación sanitaria actual.

La personalidad de su coso taurino es aquello que más caracteriza a Algemesí, una plaza rectangular montada en el corazón del pueblo con cierto aire de irrealidad y mucha afición por los propios peñistas a base de cuerdas, madera y clavos que recibe la aprobación de un arquitecto antes de arrancar los festejos. Los nueve días ininterrumpidos de toros y pasión en la semana taurina de Algemesí justifican un año para muchos cadafalers, como ocurre en los Sanfermines de Pamplona, y forman una fiesta que aporta vida a la población.

En ese sentido, Pedro Jovani, ganadero de Aida Jovani, asegura que Algemesí "es una de las ferias más importantes a nivel nacional y lidiar en ella aporta categoría y prestigio a la ganadería. Ojalá hubieran muchas como ellas en la Comunitat Valenciana", destaca mientras aparta una punta de vacas desde su finca en Sant Mateu (Castelló). Este ganadero valenciano, que ha tenido que reducir la camada de vacas madres por la crisis actual, recuerda que lidió la primera novillada con picadores de su historia en este municipio en 2017 y "sentí la misma satisfacción que si hubiera lidiado en Valencia, Sevilla o Madrid". Asimismo, de Algemesí destaca la importancia de su afición: "Me emociona ver a los niños y las niñas hacerse fotos con los novilleros tras pedirles autógrafos y enseñarles como juegan a ser toreros. Eso demuestra que estos niños y niñas son la base de la fiesta del futuro porque esos momentos de la infancia marcan para toda la vida".

Por su parte, Daniel Ramos, ganadero de Borriol que tenía vendida toda la camada (seis novilladas sin picadores, tres con picadores y una corrida de toros), explica que Algemesí es "antigüedad y tradición por la importancia y el prestigio de su feria". Para el ganadero castellonense, la exclusividad de su plaza también "es muy especial porque es cuadrada y hay que marcarle mucho los tercios al novillo, un tipo de animal con el que se cuida la morfología pero está cuajado y con sus kilos".

Otro de los principales valores de Algemesí es su diversidad de encastes y prueba de ello es que uno de los últimos capítulos más emocionantes que se han vivido en el coso de la Ribera ha llevado el sello de Flor de Jara con "Mocoso" en 2017 y el triunfo de Ángel Sánchez y "Burgalés" en 2018 y el triunfo de Ángel Téllez: "La forma de entender el toreo de la afición de Algemesí es fundamental para mantener viva la fiesta porque el pueblo participa, ellos organizan la feria y todo se vive más intensamente en un ciclo en el que el novillo es el protagonista principal de la semana", destaca Daniel Aragón, ganadero de Flor de Jara, quien también asegura que toda la camada de 2020 va a ir al matadero porque "un año sin ingresos es muy difícil de aguantar porque los costes de una ganadería son muy elevados", concluye.

Cada mes de septiembre, Algemesí nos revela esa virtud íntima que es bandera en el mundo del toro: la fiesta taurina es un espectáculo hecho por el pueblo y para el pueblo. Frente a ese músculo social y taurino que la población de la Ribera demuestra cada año solo queda esperar a que se normalice la situación sanitaria para que se vuelva a levantar su preciosa plaza de toros en la plaza mayor del pueblo y los vecinos de la Ribera se emocionen con el toreo.