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El profeta valenciano de Nicolas Cage

Torïo García analiza junto al dibujante Paco Alcázar la vida y obra del actor, que se ha convertido en un fenómeno popular más allá del cine

El profeta valenciano de Nicolas Cage

A veces Torïo García fantasea con la posibilidad de conocer en persona a Nicolas Cage. «No sé si me daría un pasmo, por ser muy fan, o como llevo tanto tiempo viendo sus películas y leyendo cosas suyas y escribiendo sobre él, sería como si me viniera a visitar un tío lejano», explica. Ilicitano de nacimiento, licenciado en Comunicación Audiovisual de la Politécnica en Gandia y ahora residente en el Port de Sagunt, García acaba de publicar con el dibujante Paco Alcázar una obra monumental y enciclopédica sobre el protagonista de Cara a cara, Adaptation, Con Air, La Roca, Corazón Salvaje o Arizona Baby.

El origen remoto de Las 100 primeras películas de Nicolas Cage (Astiberri, 2021) está en un piso de estudiantes de Gandia que Torïo compartía con un amigo con el que decidió ver completa la filmografía del actor. «Las dos primeras que vimos fue Wicker Man y Besos de vampiro, que son de sus más explosivas, y algo nos hizo clic. No pudimos verlas todas pero, una vez acabada la carrera, yo sí seguí la afición y lo conseguí. Por entonces ya había abierto una página en Facebook, la Niccagepedia, que fui ampliando a Twitter, Instagram y a un blog y luego hasta un fanzine en papel».

Fue a través de las redes sociales donde Paco Alcázar (dibujante en El Jueves, Orgullo y Satisfacción, El Víbora, Rolling Stone, Cinemanía o Rockdelux, entre otros) le propuso a Torïo repasar en un libro toda la carrera de este actor que se ha convertido ya en un género en sí mismo: «La gente cuando va al cine va a ver una de miedo, de acción o de lo que sea. Pero cuando ves a Nicolas Cage da igual de qué género es la película: vas a ver una de Nicolas Cage -explica García a Levante-EMV-. El hecho de que él esté en el reparto ya hace que una película se mueva en unas coordenadas concretas».

Torïo asegura que esta condición genérica de Cage lo emparienta artísticamente con las grandes estrellas del Hollywood clásico y dorado. «Entonces los actores también eran un género -defiende-. Ibas a ver una de Humprey Bogart o de Cary Grant e importaba poco de qué iba la película sino que ellos estaban ahí. Cage tiene aún ese algo en el que lo importante de la película es que él está en la película».

Antes del análisis de las cien primeras películas de Nic -desde su aparición enloquecida en una serie piloto de 1981 hasta mediocre Jiu Jitsu de 2020- y de resolver si es cierto que se comió una cucaracha viva rodando una escena o si se arrancó un diente para sentir mejor el dolor o sin tiene su propio método interpretativo basado en conceptos chamánicos, la obra da un repaso a las «cosas de Nic» como su vida y obra, sus «etapas interpretativas», su familia (recordemos que es sobrino de Francis Ford Coppola) y sus amores, matrimonios e hijos. Los autores también desgranan las principales historias y leyendas que ha generado la desaforada vida de Cage y sus derroches inmobilarios, artísticos (un cráneo de tarbosaurus), automovilísticos (compraba Rolls Royce «como si fueran cacahuetes del DIA») y faunísticos (tiburones, pulpos y cuervos que saben decir «capullo) que le han llevado a la ruina.

El libro también analiza la «insensatez capilar» del actor, de quien García y Alcázar aíslan hasta 21 «hitos» estéticos diferentes, y su estilo de vestir, tanto en las películas como en la vida real. También subrayan sus «constantes vitales» (en especial las «explosiones Cage») que aparecen en el 99 % de sus películas, e incluso los papeles que estuvo a punto de protagonizar en películas como Top Gun, El Padrino III, Dos tontos muy tontos o la versión de Superman que iba a dirigir Tim Burton. Sin duda, la principal «no película» de Cage «favorita» de Torïo García.

¿Admiración o cachondeo?

Los propios autores se preguntan en la introducción si su trabajo es fruto de la adoración desmedida, de la admiración sincera o del cachondeo. Y contestan que todo a la vez porque Cage no deja de ser el ídolo ideal de los tiempos líquidos en los que vivimos.

«Sin él pretenderlo Cage es una estrella de cine cuya figura ha trascendido a Internet. Hay una colección de memes, vídeos y gifts que son famosísimos pero independientes de su trabajo. Y tú puedes conocer las dos cosas, o una sola, o que una te lleve a la otra, y eso pocos actores de su generación lo tienen».

Esta transversalidad de Nic como fenómeno popular entre ridículo y sublime que supera su obra lo conecta con otro mito que, además, fue su suegro postmorten: Elvis. «Además, es un enorme admirador e Elvis y de alguna manera lo ha imitado y canalizado a través de sus interpretaciones -afirma García-. También él, esa parte de convertirse en un icono pop fuera de lo cinematográfico, lo ha cultivado con su vida excesiva».

Así, la idolatría que, como Torïo y Paco, cientos de miles de personas dirigen a Cage no tiene tanto que ver con su condición de estrella hollywoodiense sino con cómo es esa estrella, tanto en el cine como el la vida real. «Nic nos puede parecer ridículo, pero lo amamos porque nosotros también lo somos», escriben en el libro. «Hay muchas cosas que te enteras de su vida personal, sobre todo de sus fallos, y por eso es fácil empatizar con él -añade García a Levante-EMV-. Todos tenemos momentos en la vida en los que nos hemos visto borrachos cantando solos en un karaoke. Ver ese factor en una persona que al principio es famosísima y conocida ayuda a identificarse con él».

Torïo incluso ha «destilado» al tipo de persona que Nic encarna en su trabajo y que sirve de patrón o de hilo que teje toda su filmografía: el hombre vulnerable que surge de la mezcla entre la falta de convicción y la pasión épica. «Nic es enfrentarse al mundo con arrojo infinito pero sin red y por dentro estar pensando: No tengo ni idea de qué narices estoy haciendo».

Esa actitud se nota, asegura el autor, incluso en el declive (obligado por necesidades económicas) de sus últimos trabajos, llenos de series B, C o Z. «Una de las cosas que más apreciamos los fans es ver que el hombre arriesga y que está haciendo una película de dos duros pero él pone el alma. De alguna forma eso genera cierta conexión con él».

Cabe preguntarse si, a estas alturas, Nicolas Cage ya ha hecho su mejor película. «Eso es difícil de saber porque Nic es impredecible -apunta Torïo-. Va dando volantazos y pasa del cine indie a la comedia romántica al cine de acción taquillero y no sabes por dónde tirará...». Pero el profeta valenciano de Cage mantiene su esperanza en una película en la que está trabajando y en la que se interpreta a sí mismo encontrándose con sus «yo» del pasado (a quienes también interpreta él). Si todo sale bien, el índice de «Intensidad Nic» (un parámetro que García y Alcázar han incluido en cada ficha y que alcanzó el «non pus ultra» (con cucaracha real incluida) en Besos de vampiro de 1989) podría alcanzar un nuevo récord.

Por cierto, esta nueva película (The Unbearable Weight Of Massive Talent) tiene alguna conexión española por lo que Torïo García no descarta que su protagonista venga a presentarla a España. ¿Sería capaz Nic de aprovechar la situación y presentarse en casa del fan para pedirle explicaciones por su libro. «Conociendo su vida, nada es nunca descartable».

Sin dejar de ser Cage, Cage se ha reinventado en varias ocasiones. Desde el cine «rarito» pasando por la escalada al estrellato hasta su actual y alocada etapa.

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