Julian Opie (Londres, 1958) se pasea por València de la mano de la Fundación Hortensia Herrero (FHH). El artista británico exhibe en la plaza del Patriarca, en el claustro de La Nau de la Universitat de València y en la sala de la Academia del centro cultural un conjunto de 16 obras, entre las que destacan dos monumentales esculturas de 12 metros de altura y seis toneladas de peso.

Sus personajes y las siluetas con cabezas redondeadas que le han dado fama internacional son, una vez más, los protagonistas de la exposición que impulsa la FHH. Considerado el representante actual del retrato moderno, Opie suele mostrar estas figuras en actividades cotidianas y personificadas a partir del esquematismo y el poder de la línea. Sus «modelos» son gente de su alrededor o anónimos a los que retrata con su cámara. Por esta muestra pasan hasta 47 personajes. «Leggins» y «Suits» son las dos enormes esculturas de acero que Opie ha realizado ex profeso para esta muestra y ambas presiden la plaza del Patriarca en una actitud de espera. Como quien aguarda un autobús o un encuentro. Son las esculturas más grandes que el artista ha hecho hasta ahora.

Alrededor de ellas, más discretas, el artista británico ha dispuesto a cuatro «caminantes» de colores, de algo más de dos metros de altura. Más que esculturas, estas piezas parecen dibujos en movimiento, en tres dimensiones, una constante en el trabajo de Opie.

La muestra continúa en el interior de La Nau. En convivencia con la escultura de Lluís Vives que domina el claustro del histórico edificio, la Fundación Hortensia Herrero y Opie han ubicado a «Mark», «Kiri» y «Sonia», tres figuras que ponen en contraste la historia -encarnada en la estatua de Vives- y lo moderno, mediante el color y la actitud de las piezas de Opie. Vives vivió en Londres y ahora son estas esculturas del londinense las que salen de la capital británica para devolverles la visita al humanista.

La exposición se completa en la sala de la Academia de La Nau, donde se exhiben dos cajas de luz con más caminantes y sus célebres animaciones en pantallas LED.

Juan Roig, Hortensia Herrero y Julian Opie. M. A. Montesinos

Loa al movimiento

Para Hortensia Herrero, Julian Opie es «alegre, minimalista y amable» y señala que le gustaría que esta exposición -que se puede visitar hasta el próximo 19 de septiembre- fuera «una loa al movimiento, a la actividad», señala en alusión a los meses de pandemia.

La elección del espacio también fue importante para Herrero quien recuerda «con cariño» La Nau. Recorrió el edificio en sus años de estudiante universitaria y en los bancos del claustro se enamoró de su marido, el presidente de Mercadona, Juan Roig.

El espacio al aire libre que ofrece la plaza del Patriarca también ha sido determinante para el artista quien ha considerado este encargo de la Fundación Hortensia Herrero como una «oportunidad» ya que -dijo- estar más acostumbrado a que le ofrezcan retrospectivas. Señaló Opie que «mira el mundo sin juzgar». No sabe si las personas anónimas que refleja «están tristes o son felices». «Es gente real, no la elijo específicamente. Es el flujo de la vida», concluyó el artista.