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Morau busca en Sagunt la catarsis a través de la danza con «Sonoma»

El coreógrafo valenciano dirige a La Veronal en el Teatro Romano con una obra inspirada en el imaginario medieval y surrealista de Luis Buñuel

Una imagen de Sonorama

El coreógrafo Marcos Morau (Ontinyent, 1982) llega esta noche al festival Sagunt a Escena con su compañía La Veronal para poner sobre la escena ‘Sonoma’, una obra inspirada en el imaginario de Luis Buñuel que reivindica la reunión, el folclore, el rito y la catarsis frente a la virtualidad del siglo XXI. «Buñuel y yo dejamos nuestra tierra para conocer el mundo», recordaba en una entrevista a Levante-EMV el artista valenciano cuando el pasado marzo presentó esta misma producción en el Palau de les Arts. «Los dos tenemos una educación cristiana y ambos hemos arrastrado esta fascinación por lo rural, lo folclórico, lo tradicional y las costumbres, y las hemos llevado a la vanguardia. En esa triangulación entre pasado, presente y futuro Buñuel era un referente», aseguraba.

Tal como recordaba ayer el Institut Valencià de Cultura (IVC) en un comunicado, Morau ya se había inspirado en la figura de Buñuel más surrealista, el que transcurre entre la Calanda medieval y el París cosmopolita, cuando en 2016 en la pieza que creó para el Ballet de Lorraine titulada ‘Le surrealisme au service de la Revoluction’. Un microcosmos que ha ampliado y desarrollado en ‘Sonoma’ para su proyecto con La Veronal.

En la escena de Teatro Romano veremos a diez bailarinas en medio de un paisaje entre la realidad y la ficción, un grupo de mujeres que tratan de liberarse de las ataduras de lo conocido, de traspasar sus fronteras sirviéndose de su intuición y su instinto. Al unirse, ese grito interior que comparten se amplifica, crece hasta desbordarse y lo celebran con rituales, ofrendas, cánticos y bailes. Entran en un estado que les libera la mente pero que, a la vez, les recuerda su condición humana.

Las bailarinas, describía el coreógrafo valenciano a Levante-EMV, empiezan declamando los evangelios, dando las gracias, y poco a poco eso se va convirtiendo en una acusación, en una arrepentimiento y en una especie de catarsis. A través de la palabra se van calentando y llegan a una especie de trance ante la cruz. Puede ser un sueño, una realidad, un paisaje… «Me gusta pensar en ese tipo de propuestas en la que desde el patio de butacas no sabes dónde estás ni dónde vas a parar pero sabes que estás en buenas manos», apuntaba Morau.

Para el autor, el hecho de que haya mujeres en una especie de aquelarre ayuda a reforzar esa idea de reunión y de revolución. «Ahora mismo la revolución la tienen que hacer las mujeres, porque son ellas las que tienen la rabia, el miedo y la fuerza… El erotismo y la sensualidad que siempre se ha atribuido a la mujer aquí ha quedado olvidado. Aquí las mujeres se encarnan en personajes entregados y fuertes que llevan la pieza cantando, gritando, bailando, evolucionando. Es una pieza que tiene un color violeta fuerte».

Formado entre Barcelona, València y Nueva York en fotografía, movimiento y teatro, Marcos Morau lidera desde hace más de diez años la compañía La Veronal con la que ha recorrido el mundo. Además es artista invitado de diversas compañías y teatros de todo el mundo, donde desarrolla nuevas creaciones siempre a medio camino entre las artes escénicas y la danza.

Ha sido el creador más joven en recibir el Premio Nacional de Danza de España con un lenguaje que es una herencia del movimiento abstracto y del teatro físico. Un poderoso lenguaje corporal basado en la aniquilación de toda lógica orgánica, diseccionando el movimiento y convirtiéndolo en una identidad única.

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