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Òscar Briz: "Con la madurez entiendes que los afectos hay que cuidarlos sin jerarquías"

El músico de l’Alcúdia presenta hoy en Sala Lala «Amor i psicodèlia en temps de virus», una disco sobre las relaciones y las heridas del tiempo

Òscar Briz presentará hoy en concierto su disco «Amor i psicodèlia en temps de virus». | JAVI MARAVILLA

Òscar Briz presenta esta tarde en la Sala Lala de Russafa su último disco, ‘Amor i Psicodèlia en temps de virus’, un fabuloso canto a las relaciones sentimentales, con sus vaivenes y fracasos, con sus miedos y separaciones y con las heridas que el paso del tiempo les acaba infligiendo.

El ex Banderas de Mayo utiliza para ello sonidos sugerentes, salidos del cruce de las décadas sesenta y setenta, del rock progresivo y espacial, pero también del folk más delicado y el pop más luminoso. Un elepé divertido, denso y lleno de matices, emocional y cercano, de los que se escuchan en bucle con deleite y dejan en la cara la sonrisa de quien descubre una joya escondida. Esto se debe a que el propio Briz se implicó en todos los procesos creativos. «Me apetecía hacerlo todo, obviamente la composición, pero también los arreglos, elegir los instrumentos y la mezcla definitiva», explica.

Durante los meses más duros de la pandemia, Òscar reconoce haber tenido la oportunidad para concentrarse en la confección del álbum, alejado de las obligaciones sociales y volcando todos sus esfuerzos en encontrar un sonido psicodélico, cargado, con aroma a rock clásico, repleto de ecos embrujados, armonías vocales, guitarras, teclados y detalles de viento y cuerda. Inquietante a ratos, talentoso siempre. «Todo eso no se puede reproducir tocando yo a solas, el disco pide banda y, por eso, subimos cinco músicos al escenario. Interpretamos todo el elepé y, además, viejas canciones de mis discos anteriores que se ven enriquecidas con la sensibilidad y la complicidad que hemos logrado a través de casi dos años de gira», revela el guitarrista de l’Alcúdia.

Estos procesos tan intensos acaban agotando y Briz reconoce «invertir una enorme energía física, económica y mental en cada disco que hago, que viene a ser el resumen de algo así como dos años de mi vida puesto a la vista de todo el mundo». Durante esta temporada extraordinaria, de incertidumbre, aislamiento y miedo, el cantautor se ha percatado de que «el mundo se transforma más rápido de lo que podemos gestionar, conceptos como el amor pasional de película pueden acabar traicionando y, llegados a la madurez, entiendes que los afectos hay que cuidarlos sin jerarquía, aunque no es fácil». Esa visión sobrevuela todo el disco, como también la de que en la tradición psicodélica encontramos «visiones muy emocionales que no tienen nada que ver con el amor romántico, pero son igual de intensas o más», reflexiona.

Sobre el tercer sustantivo del título del disco, maravillosamente envuelto por la pintora Nicoletta Tomás, Briz resume su postura en la canción «La por 2020»: el confinamiento social no afectó a todos por igual, algunos ya estaban presos de sus miedos e inseguridades, atenazados por el dolor de la pérdida y la ruptura.

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