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Lola Lorente pasa al cómic la gran brecha entre la ciudad y la España rural

«Maganta» es su nueva novela gráfica donde narra el reencuentro de una joven con su pasado

Lola Lorente pasa al cómic la gran brecha entre la ciudad y la España rural

Se dice de aquella persona triste, pensativa, incluso holgazana, que no encuentra la motivación a su alrededor. Maganta es la palabra con la que describen a esa clase de personas, o ese estado de ánimo en el que algunos se sumergen cuando vuelven a un sitio con demasiados recuerdos, con demasiados temas sin resolver. Maganta también es el título de la novela gráfica de la historietista valenciana Lola Lorente, que vuelve al panorama del cómic tras 10 años de silencio. Su primera obra, Sangre de mi sangre (Astiberri), le sirvió para ganar el premio a la autora revelación del Salón del Cómic de Barcelona.

Lola Lorente pasa al cómic la gran brecha entre la ciudad y la España rural

El de Maganta es un lanzamiento macerado, ya que Lorente ha trabajado en el proyecto todos estos años. Volvía a él de vez en cuando mientras compaginaba otros trabajos que le permitían seguir dibujando.

Lola Lorente pasa al cómic la gran brecha entre la ciudad y la España rural

Maganta cuenta la historia de Mary Pain, una joven que regresa a su pueblo vacía de ilusiones tras un largo tiempo en la ciudad. Al volver, tiene que enfrentarse al qué dirán, y también a su habitación infantil, al recuerdo de los que no están y a un clima asfixiante donde todos se conocen. Aunque la historia no tiene elementos de su propia vida, Lorente confiesa que se sirvió de sus propias sensaciones para crear a Mary Pain. «No me ha pasado ninguna de las cosas por las que pasa la protagonista, pero estoy familiarizada con el miedo a volver y el peso de las expectativas», asegura la autora a Levante-EMV.

Lola Lorente pasa al cómic la gran brecha entre la ciudad y la España rural

«Maganta es la historia de una España en crisis, de lo que separa a los pueblos y de las ciudades. La obra también habla de una crisis de edad por las que todos pasamos, que te fuerza hablar de temas de los que no quieres ni oír hablar», explica Lorente.

Puso el nombre de la obra en honor a su pueblo, Bigastro, de unos 6.000 habitantes y perteneciente a la provincia de Alicante. Allí el término «maganta» se dice mucho para hablar de las personas «vagas» o «perezosas».

Según la autora, el ambiente del cómic es parecido al del municipio donde nació. «Era muy cómodo para mí hablar desde un contexto local, me salía muy natural», apunta.

«El ambiente de un pueblo puede ser asfixiante, ya que todo el mundo te conoce. Para mí, venir de Bigastro es un regalo, pero para volver tendría que ser capaz de encontrar una salida profesional. Imagino que en el futuro será más fácil gracias al teletrabajo», explica.

Lorente aclara que su intención no es desprestigiar la vida de los pueblos. «Para nada. Haber nacido en mi pueblo ha sido una suerte. Vivir ahí te da la posibilidad de tener una identidad más marcada, al igual que una infancia más libre. Sin embargo, a medida que vas creciendo se te pueden presentar inconvenientes. La religión se vive bastante fuerte en algunos pueblos, también puedes sentir más cerca la crisis económica, y eres mucho más dependiente de tu familia, aunque eso último puede ser muy bueno», explica.

Dibujar, antes que escribir

«Dibujé el personaje principal hace mucho tiempo en un boceto rápido. En cuanto lo vi supe que me iba a interesar para narrar algo. La protagonista era voluptosa, con la cabeza rapada y con una trenza. En ese momento no sabía todavía la historia que quería contar. Suelo dibujar antes el personaje en sí, y apartir de ahí voy haciendo páginas para experimentar y crear contextos. Dibujé el resto de personajes, y la historia se fue escribiendo sobre la marcha. El guion es algo que va cambiando conforme voy dibujando. Siempre tengo muy claro lo que no quiero decir. Al principio es todo muy abstracto, pero a medida que avanzo, el tema va concretándose», asegura Lorente.

Actualmente, la autora vive en las Islas Canarias, donde ejerce de profesora de ilustración. «Muy pocos viven del cómic. Es cierto que cada vez hay más público, y gracias a eso, los autores podemos hablar de más cosas. Sin embargo, todavía tenemos que trabajar de otras cosas», aclara.

A sus 40 años, Lorente ha vivido seis años en València, donde estudió Bellas Artes en la Universitat Politècncia (UPV), unos años en Barcelona y en La Coruña y 10 años en Angoulême (Francia), donde escribió sus dos novelas gráficas.

Durante este tiempo, la autora ha publicado en en revistas como Nosotros Somos los Muertos, Humo, TOS o Fanzine Enfermo, y ha recibido numerosos galardones como el primer premio de ilustración INJUVE o la beca de la Fundación Arte y Derecho de VEGAP.

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