La muerte de Almudena Grandes ha dejado huérfana a la literatura en castellano. La autora de algunos de los libros que han marcado a tantas generaciones, como Las edades de Lulú, Malena tiene nombre de tango, El corazón helado o Los aires difíciles ha sido enterrada en el cementerio civil de La Almudena, en Madrid.

En ese entierro ha estado presente el argumento valenciano porque la tumba donde la escritora ha sido sepultada era de la periodista de Catarroja Rosana Torres, quien hace un tiempo se la vendió a Luis García Montero. Así lo ha contado el poeta y escritor Benjamín Prado en el programa La Ventana de La Cadena Ser.

De hecho, la escritora madrileña siempre quiso descansar en este cementerio. La propia Rosana Torres lo ha contado en El País estos días de luto: "Es como si Almudena, tan rica en amigos en vida, quisiera estar rodeada de amigos también en la muerte. Junto a los presidentes de la Primera República, Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall y Nicolás Salmerón. Junto a Pablo Iglesias y otros líderes políticos de la izquierda como Julián Besteiro, Francisco Largo Caballero, Dolores Ibárruri, Marcelino Camacho, y otros muchos con los que hubiera trabado una buena amistad, como Francisco García Lorca, Blas de Otero, Julián Grimau, Rosario la Dinamitera y Eduardo Benot, entre otros".

La tumba de Almudena Grandes en el cementerio civil de la Almudena. EFE

Además de sus familiares y amigos como Ana Belén, Pedro Almodóvar o Miguel Ríos, centenares de personas anónimas han querido asistir al entierro de la autora. También le han rendido un homenaje tras alzar los libros que llevaban en la mano como agradecimiento a su carrera literaria. Esta iniciativa fue propuesta por el periodista Ramón Lobo, que tras enterarse de su fallecimiento, aseguraba en su cuenta de Twitter que Almudena merecía un adiós como el que José Saramago tuvo en Lisboa. Y la reacción de la querida ciudad de la escritora, Madrid, ha sido tan emocionante como inesperada, con cientos de admiradores sosteniendo afectados alguno de sus libros durante su entierro.

Su viudo, el poeta Luis García Montero, ha depositado en su féretro antes de ser enterrada un poemario que le dedicó: Completamente viernes (Tusquets Editores, 1998). Horas antes también ha agradecido en sus redes sociales el cariño recibido. "Gracias por todo el cariño en la muerte de Almudena. Supongo que estar hundido es un modo de seguir enamorado y de empezar una nueva vida con el amor de siempre", confesaba.

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Familiares, amigos y lectores dan el último adiós a Almudena Grandes EFE / EP