Cartelista comprometido, el estilo de Josep Renau -como él- traspasó las fronteras de la Comunitat Valenciana para conocer el éxito en medio mundo. Fue el creador de decenas de carteles políticos, pero también dejó su impronta en la temática social y de ocio, de ahí el cartel que creó para el balneario Las Arenas de València, protagonista de la lámina que Levante -EMV entrega hoy en su colección «Iconos del diseño valenciano. Del 1930 al 2022», en colaboración con València Capital Mundial del Diseño y el Arxiu Valencià del Disseny.

comprometido con el arte y el diseño carla melchor. València

«Este cartel de Renau define su etapa más creativa como cartelista, experimentando con la técnica del aerógrafo dominando la comunicación visual y la capacidad para inspirar y sugerir», destaca Josep Salvador, comisario junto a Joan Ramón Escrivà de «Los exilios de Renau», la exposición que l’Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) hasta el 9 de enero al artista. El cartel dedicado a Las Arenas fue creado en 1932, cuando Renau se casó con Manuela Ballester y poco antes de comenzar como profesor de Bellas Artes en la Universitat de València. Estaba a las puertas de iniciar una época muy intensa, tanto personal como profesional, ya que tan solo cuatro años después sería nombrado director general del Bellas Artes, y como tal, organizador del pabellón español en la Exposición de París. Esta etapa de su vida no está exenta de proezas, ya que durante este tiempo encargó a Picasso el Guernica y ordenó salvaguardar las obras del Museo del Prado o del Escorial lejos del frente de la Guerra Civil, concretamente, en València.

comprometido con el arte y el diseño carla melchor. València

Su vida personal fue inseparable a su trayectoria artística, sobre todo, por el papel que desempeñó la política en su destino. Tras la Guerra Civil, se vio obligado a huir a México y después a Berlín Oriental. «Como artista comprometido que era tuvo que compaginar su trayectoria artística con el exilio y eso enriqueció su obra con otras realidades sociales, políticas y culturales que fue incorporando en su evolución. El cartelismo mexicano de Renau se acercó a las técnicas publicitarias y de contenido más directas», explica Salvador.

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El estilo de Renau era un cóctel de referencias procedentes del constructivismo ruso y el surrealismo. «Renau contribuyó a la renovación del cartelismo, la ilustración y el diseño gráfico incorporando nuevos lenguajes, como el fotomontaje y las propuestas constructivistas y surrealistas con el uso depurado de nuevas posibilidades de la impresión mecánica», añade el comisario.

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Josep Renau nació en Valencia en 1907, y vivió tanto en el Cabanyal como en el Carme. Pronto destacó por su habilidad natural para el dibujo y estudió en la Escuela de Bellas Artes entre 1919 y 1925. Al tiempo, desde muy joven trabajó en talleres litográficos e imprentas, donde aprendió el oficio. Con 18 años ganó su primer concurso de carteles, ámbito en el que destacó excepcionalmente años más tarde. Con un marcado estilo vanguardista y art déco, tres años más tarde realizó su primera y exitosa exposición de acuarelas en Madrid.

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«El entorno de Renau, con un padre pintor, restaurador y profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, supuso un contacto directo con el mundo del arte y el dominio de técnicas de trabajo y un conocimiento de la historia del arte que estaría en la base de su aproximación a la actividad gráfica. Estaba dentro de la corriente de la ilustración valenciana de los años 20 del siglo pasado, marcada por un cosmopolitismo y corrientes de vanguardia que llegaron a través de las revistas internacionales».

En el exilio, Renau continuó con su labor cartelista y muralista. Volvió a España en 1976. Moriría seis años después, en el 1982, aunque en su casa de Berlín. «La obra de Renau ha marcado una línea de trabajo de experimentación y reivindicación del poder de la imagen para transmitir los valores e inquietudes de una época», concluye Josep Salvador.