El quejido postrero de Camarón sobrevive al tiempo. El paso de los años no es más que una suerte de víbora que todo lo engulle sin miramiento, pero los verdaderos genios como José Monje Cruz están por encima del tiempo. Porque él marcó una manera nueva de sentir el cante y se convirtió en la referencia obligada de la que parte el flamenco en la actualidad.

Un gélido 25 de enero de 1992, tal día como hay hace treinta años, el cantaor de San Fernando realizó la última actuación de su vida. Justo el mismo día que se cumplía el segundo aniversario del fallecimiento de Ava Gardner. La actriz estadounidense y el cantaor que recibió el nombre de la quisquilla autóctona de su pueblo tienen una traza común: son iconos de un culto que no decae con el paso de los años.

El concierto de Camarón estaba enclavado en la tercera edición del Festival por Tarantos en el Johnny, como se conoce popularmente al Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista de Madrid, y actuó junto a la guitarra de Tomatito, único músico que le acompañó esa noche. Apareció una hora más tarde de lo anunciado, con el perfil serio, extasiado; con sus gafas de sol negras puestas en plena tarde noche para ocultar su cansancio infinito y el eterno cigarrillo americano colgándole entre los dedos y humeando su eléctrica melena rizada.

El día anterior había actuado en Nimes, en el sur de Francia, y estaba hecho polvo. Horas antes había decidido no cantar, pero las 25.000 pesetas (unos 150 euros) que pagaron en la reventa por una entrada y las 700 personas, 250 más de lo permitido, que le esperaban en la sala le llevaron a decir: "Esta afición tan joven y tan buena se merece que esté yo aquí". Y así fue. "Salud es lo que yo quiero" (soleá por bulerías), "Nunca llueve como truena" (taranta/cartagenera), "De oro y marfil" (bulerías), "El pelo de mi Dolores" (tangos) y "Fandangos en el Johnny" (fandangos) fueron los temas del último concierto, recogidos en un disco llamado Camarón. San Juan Evangelista 92. (2010).

De ese día, José Manuel Gamboa, su biógrafo más significativo, escribió que “subió su propio listón, cubriendo una hora memorable con gozosas y endeudadas soleares, tarantas, bulerías, tangos y fandangos”. Exactamente, fueron 55 minutos de actuación.

Muchos esperaban que cantara La leyenda del tiempo (1979), un disco que nunca se ha ejecutado en público. Solo en la Monumental Plaza de Toros de Barcelona cantó algún tema de su revolucionario disco cuando hizo de telonero a Weather Report, Jeff Beck y Stanley Clarke. No hay que olvidar que cuando el artista estuvo en su mejor momento, los grandes espacios como el Palacio de los Deportes de Madrid o la Plaza de España de Sevilla se le quedaron pequeños. Pero nunca giró la cara a las salas más humildes, como la del Johnny.

Seis meses después, el 2 de julio, Camarón murió a los 41 años, víctima de un cáncer de pulmón. Todos se pelearon por llevar su féretro.