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El IVAM clama contra el colonialismo con Anna Boghiguian

La primera exposición monográfica de una de las mejores artistas del momento recuerda que “todos los conflictos llegan porque no hacemos caso a la naturaleza”

Anna Boghiguian en el IVAM. JM Lopez

El espíritu de la Bauhaus de los Albers y ahora Anna Boghiguian, otra artista de la modernidad. El IVAM recupera el espacio internacional que le corresponde. “A veces, inesperadamente, el presente se encuentra con el pasado” es la primera gran exposición de Anna Boghiguian (El Cairo, 1946) en España, donde la artista egipcio-canadiense de origen armenio realiza un enorme ensayo visual inspirado en lecturas e investigaciones históricas.

Recalca que la historia que se cuenta ahora no tiene nada que ver a la se que escribió hace medio siglo. “Aunque los gobiernos siguen sin responder a las necesidades de las personas”. Ella expone y “son los filósofos los que deben responde a las necesidades de la gente”. "Todos los conflictos llegan porque no hacemos caso a la naturaleza", explica mientras supervisa el montaje en la Galería 4 del IVAM que se inaugura el jueves. Con ese concepto que el “ansia de poder” provoca tremendos desequilibrios, traza un trayecto visual donde el algodón, las abejas y la sal es la tríada de necesidad básica que sobresale al devenir histórico y a sus protagonistas coyunturales.

"Los gobiernos siguen sin responder a las necesidades de las personas"

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"La sal ya está en el principio de nuestra vida -sostiene-, porque ya en el útero, se mezclan agua y la sal con la placenta, lo que nos protege de las infecciones de los virus". “La sal es una necesidad básica para la humanidad”. La polinización de las abejas tiene la misma importancia. "Unos insectos esenciales que no tenemos muy en cuenta". Por eso en uno de los pasillos centrales de la exposición se ha instalado una construcción con celdas de paneles de miel.

Todo empezó con María Antonieta

Para Boghiguian todo empieza con el comercio de esclavos y el algodón. Una teoría que argumenta de carrerilla y que se puede visualizar nada más entrar en la sala. Quien encendió la mecha fue María Antonieta, la famosa emperatriz y reina consorte de Francia.

"María Antonieta rechaza la seda y empieza a pedir todo con algodón, lo que provoca el comercio de esclavos. Los españoles y portugueses van a por mano de obra a África. De allí los llevan a Liverpool, de donde salen para Estados Unidos, donde exhibían a los esclavos en el muro (Wall Street). Los que estaban enfermos los tiraban al mar y a los buenos los juntaban con mujeres para que su descendencia estuviera sana para trabajar más".

Figuras de la exposición “A veces, inesperadamente, el presente se encuentra con el pasado” . JM Lopez

Ese ensayo histórico-artístico desde la corte de la emperatriz austrohúngara hasta el origen de Wall Street continua, cuando "el textil nos lleva Manchester para obtener acero para la maquinaria y ahí empieza la Revolución Industrial. El señor Engels que tenía una fábrica, se da cuenta de la situación y escribe con Marx el Manifiesto Comunista".

Por tanto, "a partir del algodón llega la revolución y el comunismo", mantiene. Todo eso está recogido en una serie de dibujos, en un panel donde vincula las revoluciones francesa, industrial y rusa con el colonialismo, Hitler y Mussolini. Después "el canal de Suez se convirtió en el eje del comercio del algodón y la sal a principios del siglo XX. Allí converge todo el movimiento contra el colonialismo, con Nasser y Gandhi".

"Los comerciantes de la sal"

La exposición concluye con un final apocalíptico. La grandiosa pieza "Los comerciantes de la sal" representa los restos de un barco que comercializaba sal hace miles de años y que el cambio climático emergió a la superficie cuando se secó el mar donde se hundió. Como velas restauradas figuran desfasados mapamundis.

Todo ese pensamiento se aprecia en sus libros, dibujos, pinturas, figuras recortadas en el espacio, collages o instalaciones. Está «contenta» con e lmontaje final de la exposición, que agradece a la directora del IVAM, Nuria Enguita, que ya expuso el trabajo de Boghiguian en la Fundació Tàpies de Barcelona. "Hay gente que le resuena cuando ve mi obra, a unos les gusta o no, y a otros le evocan recuerdos, depende de cada cual".

"¿Quién puede ser optimista viendo lo que está pasando?", responde cuando se le pregunta si es pesimista, y aunque elude pronunciarse sobre la actualidad, explica que "lo de Putin era previsible, es una persona enloquecida que quiere demostrar su poder".

Instalación "Los comerciantes de la sal". JM Lopez

Sigue trabajando en su estudio de El Cairo, en la novena planta de un edificio con vistas al Nilo. "Vivo en el mejor sitio donde puedo vivir, porque en caso de explosión nuclear no me llega", ironiza.

Dice que “vive según viene el viento”, como todos los armenios después de su genocidio, y aunque ha vivido mucho tiempo en Canadá ha vuelto a El Cairo, en ese Egipto que fue la cuna de la civilización. Ha expuesto en medio mundo, por eso y su trayectoria vital, advierte que "el mundo es colonial".

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