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Olivia Yule Hija del dibujante Bluff, represaliado por el franquismo

Olivia Yule: "A mi padre lo fusilaron por reírse, como lo hicimos nosotros con Trump"

«Mi hija está fascinada con la historia de su abuelo, por ello, volverá a València sin dudarlo»

Olivia Yule, hija del dibujante de «La Traca». | GERMÁN CABALLERO

Durante años vivió sin saber que el humor le costó la vida a su padre, el dibujante Carlos Gómez, «Bluff». Olivia Yule creció en Estados Unidos ignorando que su padre estaba enterrado en el cementerio de Paterna por unas viñetas sobre Franco. Madrileño de nacimiento, «Bluff» huyó a València cuando las tropas nacionales bombardearon la capital. Aquí comenzó a trabajar en ‘La Traca’, la revista satírica que fue el azote del franquismo durante años. Su padre, como el editor Vicente Miguel Carceller, acabaron fusilados en Paterna. El documental de Ricardo Macián recoge toda su historia. Se proyecta en el festival Docs València, el encargado de traer a Olivia a la ciudad donde desapareció el trazo de su padre.

Es su segunda vez en València.

Sí, la primera vez que vine fue en 2015 para conocer a Lamberto Ortiz, quien halló el acta de defunción de mi padre.

Lamber publicó «Redescubriendo a Bluff, el dibujante que se enfrentó al fascismo (1903-1940)», un libro con el que usted descubrió toda historia de su padre.

Sí, fue algo fundamental para mí. Al llegar a València en 2015, Lamber me llevó al cementerio de Paterna y al lugar donde estuvo preso mi padre. Yo no sabía nada de esto. Mi madre nunca quiso volver a hablar sobre este tema, le resultaba muy difícil para ella. Era algo muy triste. Me crié como americana, pero nunca olvidé mis raíces españolas. Sobre todo, porque tenía que hablar español en casa. Lamberto descubrió la verdad.

Como le ocurrió a usted, nosotros tampoco sabíamos toda la historia.

Lo sé, y me emociona muchísimo que los jóvenes españoles se interesen tanto por la Guerra Civil. Durante este viaje he conocido a dos universitarios que han estado estudiando e investigando más sobre La Traca, Carceller y mi padre.

¿Qué intuía sobre la historia de su padre antes de saber la verdad?

Mi madre, mi tía y yo íbamos a visitar a mi padre en la cárcel casi todos los días hasta que uno de los trabajadores nos paró y nos dijo: «¿Pero no se han enterado?». Lo habían fusilado. Desde entonces, mi madre enmudeció sobre el tema. Un año después del fusilamiento de mi padre, mi madre y yo nos fuimos a Estados Unidos, donde vivía mi tía. La hermana de mi madre nos amparó porque tenía miedo de que nos pasara algo después del fusilamiento de mi padre.

¿Sabía la razón por la que su padre estaba en la cárcel?

Sabía que lo habían encerrado por hacer burla de Franco. Al parecer, mi padre no quiso parar de hacerlo. Incluso en la cárcel.

¿Cómo fue la reacción de sus amigos y familiares americanos cuando les contó esta historia?

Reaccionaron con sorpresa. Pero, ¿sabe qué? Ahora no vivo en los Estados Unidos, sino en los «Estados Desunidos». Vivimos muy divididos. Los ciudadanos estadounidenses no se interesan mucho por lo que sucede fuera de sus fronteras a menos que se trate de Rusia. Vivimos de espaldas al mundo.

El silencio que vivió en su casa fue el mismo que se vivió en muchos hogares españoles. ¿Por qué cree que hemos tardado tanto en rescatar la historia de su padre?

Las dictaduras crean un clima de crispación y miedo que tarda en difuminarse. Yo, por ejemplo, he crecido en una democracia. En Estados Unidos siempre se podía decir lo que uno quería. Ejemplo de ello es Trump. Su gobierno fue una delicia para los humoristas gráficos e ilustradores. Todos querían reírse de él y lo hicieron. A mi padre lo fusilaron por reírse, al igual que hicimos nosotros con Trump.

El caso de su padre tuvo un final dramático.

Sí (ríe). Por suerte, en Estados Unidos, todavía gozamos de libertad completa para reírnos.

Es la segunda vez que visita la ciudad donde trabajó su padre en sus últimos años de vida. ¿Le gustaría volver?

Me encantaría. Aunque no sé si podré. Con mi edad... Esta vez ha venido mi hija Heather conmigo. Ella está fascinada con la historia de su abuelo. Está interesada de lo que yo nunca estuve. Hace muchas más preguntas y se emociona. Eso es algo innato de la juventud. Los jóvenes quieren saber más, tienen curiosidad. Los viejos como yo, queremos pasar página. Mi hija volverá con su marido próximamente.

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