Era una de las favoritas y su actuación no decepcionó. Chanel ha quedado tercera con 459 puntos en la 66.ª edición de Eurovisión, celebrada este sábado en Turín. Es la mejor posición que ha logrado España en los últimos 27 años, cuando Anabel Conde quedó segunda en Dublín con 'Vuelve conmigo'.

Sin embargo, el torbellino cubano no pudo con la solidaridad europea. El público se volcó con Ucrania, a quien le dio más de 400 puntos en los últimos minutos del certamen, quedando con 631 puntos, un número imbatible para cualquier país anoche. Fue algo histórico y dijo mucho de la sociedad europea. Aunque su elección plantea muchas dudas, ya que la celebración del certamen en el país ocupado por Putin es inviable. Hay países que se han ofrecido a acoger el festival, entre ellos, España. Es por eso que ahora se inicia un periodo complicado, ya que varias ciudades españolas se disputarán ser sede. Lo lógico sería realizar el certamen en Benidorm, sede del Benidorm Fest, donde se decide el representante español. Aunque al parecer, no cumple con los requisitos de la organización eurovisiva en cuanto a insfraestructuras.

Chanel Terrero protagonizó una de las actuaciones más impresionantes de las últimas ediciones de Eurovisión. Destacó por encima de sus contrincantes en cuanto a puesta en escena. La cantante catalana dio una clase magistral de danza sobre el escenario. Chanel bailó de forma impecable, al igual que sus acompañantes, los bailarines, entre los que estaba la valenciana Raquel Caurín, de Vilamarxant.

Sin embargo, los nervios se dejaron notar en sus cuerdas vocales. De hecho, Chanel confesó minutos después de su actuación que no podía dejar de llorar de la emoción. 

Eurovisión arrancó con una impresionante actuación de Laura Pausini. La diva italiana hizo un recorrido por todos sus grandes éxitos cantados en varios idiomas, como el italiano, el inglés o el francés. La presentadora lució más de diez vestidos en toda la noche. La cantante también se marcó una magnífica interpretación a capella de «Volare», tan solo acompañada por las voces del público en el estadio de Turín. 

Una de las actuaciones más icónicas de la noche fue la de los lobos noruegos, Subwoolfer, que como Daft Punk se taparon el rostro para defender una canción electrónica. También impactó, sobre todo a los espectadores españoles, la actuación de Rumanía, con letra en castellano. También marcó, aunque por otros motivos, la actuación de Sheldon Riley, representante de Australia, y exconcursante de ‘La Voz’ en su país. 

Como no podría ser de otra manera, la guerra de Ucrania también se coló en la gran final. Los ucranianos Kalush Orchestra pidieron «ayuda» para Mariupol tras su canción, «Stefania». También quedó para el recuerdo la actuación de Serbia. La artista Konstrakta llevó a cabo una performance musical en la que se lavaba las manos en directo como crítica al sistema de salud de su país.