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Tribuna

Poder ver, imaginar y hacer. El poder de los museos

Nuria Enguita, directora del IVAM Levante-EMV

La idea de museo respondía originariamente a un modelo histórico occidental (tomado como universal) que, al amparo del discurso colonial en lo político y del evolucionismo en lo científico, se habría desarrollado como instrumento de las élites, para transmitir una determinada visión del mundo, generando, en consecuencia, procesos de exclusión de clase, de género, sociales y raciales. Sin embargo, el museo ha tenido también otra vocación originaria, positiva e inclusiva, en tanto que institución democratizadora, que posibilitaría el acceso público a bienes culturales privados. Aquel proyecto inicial ha ido evolucionando en función de los cambios que experimentaban el mundo del conocimiento y la visión política, el pensamiento y la imaginación colectiva. La renovación discursiva y metodológica del museo estaría así, necesariamente unida, al cambio de paradigmas políticos, científicos y técnicos. La consolidación del pensamiento feminista y decolonial, por ejemplo, ha posibilitado al museo alejarse de aquellos los presupuestos originarios de carácter clasista, racista, eurocéntricos, o patriarcales. Gracias a ese proceso hoy el IVAM expone a artistas — Anna Boghiguian, Zanele Muholi, Miguel Benlloch, Josef y Anni Albers, Lola lasurt , Guillermo Ros o Mar Arza… cuyas prácticas discuten y revisan los fundamentos, la función y los límites históricos del arte; el pensamientos hegemónico, los estereotipos y desigualdades de género, o proponen una relectura del mundo consciente de lo inacabado y plural de la historia y de lo diverso de las culturas. Saberes que reivindican memorias y voces subalternas, el valor de saberes obreros y populares, que proponen una visión integradora de las artes defendiendo su utilidad social, vital y práctica, como cosa no separada de la vida.

El actual IVAM, que entiende la cultura como un bien común imprescindible, tiene la voluntad de ser un museo más allá del museo, de su espacio físico, de los muros que lo contienen

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El actual IVAM, que entiende la cultura como un bien común imprescindible, tiene la voluntad de ser un museo más allá del museo, de su espacio físico, de los muros que lo contienen. Un museo itinerante, en el que su colección, viajera, nómada, sea accesible a toda la Comunidad Valenciana, desde una conciencia de la pluralidad del territorio, en un ejercicio democrático de descentralización. Así el ciclo de exposiciones de la sede de Alcoi o Arte en una tierra baldía 1939-1959 en el Museo de BBAA de Castellón, una aproximación discursiva y contextualizada a la colección, y no meramente formal, que entiende el arte simultáneamente como producto de su tiempo y elemento para la comprensión del presente; o Confluències, un programa de intervenciones artísticas en el medio rural, en lugares radicalmente alejados de los circuitos habituales del arte contemporáneo. Desde hace tiempo el IVAM se ha abierto también al barrio que lo acoge —el barrio del Carmen— para escucharlo, conocer sus expectativas y necesidades. Quiere el IVAM no solo decir, no solo mostrar, sino saber escuchar, ser espacio de encuentro, hacer comunidad. Proyectos como La Naturaleza y su temblor, un paseo perceptivo realizado en colaboración con el alumnado de 1º de Bachillerato Artístico del IES Barri del Carme, que invita a mirar Ciutat Vella de otra manera, o L’Extraordinari, que abre los espacios y horarios del IVAM a la infancia, son ejemplos de cómo una institución cultural puede ser habitada por su entorno. A través del programa Poliglotía el IVAM se ha involucrado con otras voces, otros saberes y otras culturas que habían permanecido alejadas del museo. Se trata de proponer prácticas críticas y experimentales que construyan espacios de copresencia, de convivencia, donde ese «estar-con» tome sentido.

El ICOM propone como tema para el Día Internacional de los Museos 2022 «El poder del museo». Es cierto que, también históricamente, el museo ha ejercido su «autoridad», en tanto que dispositivo privilegiado de enunciación y mecanismo de sacralización. Es innegable su poder como dispositivo para la resignificación de la memoria colectiva de las imágenes textos y objetos del pasado. El poder del museo ha residido, históricamente, en su capacidad de legitimación; sin embargo, quiero pensar en ese poder, más que como fuerza o autoridad, como posibilidad, como capacidad o potencialidad, como responsabilidad en el mantenimiento de la acción cohesionadora e inclusiva, del discurso de la diversidad, la integración y la participación cultural. Y ahora más que nunca, a pesar de los movimientos de regresión ideológica, de los conflictos geopolíticos, raciales, migratorios, de la guerra y el exilio. En un tiempo en el que la imaginación sobre un futuro mejor parece disolverse, si el museo permite ver, y no reduce lo visible, si permite imaginar y no reduce lo imaginable, quizá entonces el museo y nosotras podamos no solo pensar sino hacer un mundo más habitable.

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