La Catedral de Santiago como escenario del robo perfecto. Usted dando ideas..

Y tengo una cierta preocupación. Te explico. En el 2017 escribí una novela que iba sobre una pandemia mundial que afectaba sobre todo a los mayores y, dos años después, toma, pandemia; en 2020, ‘La puerta’ hablaba sobre las tradiciones de la Galicia rural que nadie conocía y que debería ser visitada, y en 2021, pico de visitantes en la zona. Año 22, publico ‘La ladrona de huesos’ en la que, además de hablar del robo en la catedral, la protagonista tiene un teléfono intervenido con un programa de software de espías, se habla de la KGB... No sé que hago, pero parezco un adivino de mercadillo y me asusta. Tengo que hacérmelo ver.

Dígame en qué está trabajando ahora y me prepararé.

Solo pienso en que a nadie se le ocurra robar reliquias porque me sentiría muy culpable.

Su protagonista es una empoderadísima Laura, toda una ladrona de película.

Lo de empoderada es lo que yo quería contar. El problema de la palabra es que se está sobando tanto que al final está perdiendo el significado. Para mí era fundamental contar la historia de una mujer que se había pasado la vida haciendo cosas para los demás y siendo un instrumento en manos de otros pero manipulada psicológicamente para que pensara que era feliz cuando en realidad era un muñeco y llevaba una vida que no le gustaba. En el Camino de Santiago, que es un camino de transformación, ella cambia y empieza a hacer las cosas porque quiere y para su propio interés. Eso me parecía fundamental. Aunque cuento la historia de un robo imposible, tipo ‘Ocean’s Eleven’, me apetecía contar la transformación de una mujer que cambia y de cómo toma el control de su vida y sus actos.

La metáfora del Camino, entonces, le viene como anillo al dedo.

El Camino es una experiencia transformadora y eso siempre me ha llamado mucho la atención, tanto en los que lo hacen por fe, como por los que lo hacen por vivir la experiencia. Me pareció que era el entorno perfecto para contar una historia diferente. El paisaje es un personaje más y me ha permitido contar una historia absorbente. Siempre busco que el lector se lo pase muy bien, pero yendo yo siempre un paso por delante para dar sorpresas hasta el final.

En el libro, como en la vida, nada es lo que parece.

Y siempre hay sorpresas. La clave de un thriller es la capacidad de sorprender y mantener al lector en tensión sentándolo en el borde de la silla mientras pasa páginas sin parar. Cuando consigues eso, estas cumpliendo con tu parte del pacto porque el lector te entrega su dinero y su tiempo de ocio. Y eso, se tiene que respetar.

Lo que está claro es que le gusta jugar y volver loco al lector.

La novela está muy planificada desde el principio y tenía claro cómo lo iba a contar y cómo la iba a dosificar. Esto es el juego del gato y el ratón. La novela tiene que ser entretenida para el lector casual, que le tiene que arrastrar la historia, y también para el lector más avezado, para el que tiene que ser un desafío constante. Al lector hay que plantearle retos para que trate de adivinar y esto le provoque satisfacciones o decepciones. Y eso hoy es tan complicado...

En la historia también pone el foco en el adiestramiento de los niños rusos. De aquellos lodos esta tempestades.

Totalmente, y no solo eso, el adiestramiento de El Nido que aparece en la novela está documentado y es un reflejo de la mentalidad rusa que, de alguna manera, permite entender lo que está pasando ahora. Como colectivo, los rusos son paranoicos y desconfiados porque son una sociedad que se ha construido contra algo y nunca para o por algo. Para ellos, lo que viene del este, es destrucción y muerte y, lo que viene del oeste, es un mundo extraño que les genera desconfianza. Esa mentalidad del mundo contra nosotros es lo que justifica determinadas actitudes.

Al final, en la novela y en la vida, se trata de sobrevivir cada uno como puede.

Y no es solo supervivencia sino la búsqueda de la verdad. En el caso de Laura, parte de la dificultad de no saber quién es. El que ella fuera recuperando la memoria conforme avanzaba la historia junto al lector me parecía que era una manera maravillosa de avanzar en ese camino de transformación.

Su imaginación es enorme.

A ver, soy un cuentacuentos pero en vez de tener una audiencia de veinte niños en la plaza del pueblo tengo cientos de miles de lectores. Sé que tengo que contar una historia, entretener y conseguir que el lector desconecte por completo de la realidad. Esa referencia no se puede perder nunca porque si no corres el riesgo de convertirte en un cretino

¿Ha descubierto que la novela negra es su hábitat?

Me siento muy cómodo en el thriller porque es un genero que me permite jugar con las expectativas del lector y contar las cosas de manera ágil y rápida. Me lo he pasado muy bien escribiendo porque las páginas me salían solas porque me escribía encima.