El MuVIM ha conectado las estéticas ideológicas del franquismo y antifranquismo en la misma sala. Si hace mes inauguraba la exposición "¿25 años de paz?", desde hoy se puede visitar ‘Ruedo Ibérico. Un exili intel·lectual en temps del franquisme’ un muestra que complementaria. Una misma sala concentra un periodo decisivo en la historia de España y con un separador que hace de "Pirineos", en acertada metáfora de Jesús Carrascosa, el director de la Fundación Antonio Pérez de Cuenca.
Cinco exiliados antifranquistas fundaron en 1961 en París Éditions Ruedo Ibérico. Nicolás Sánchez-Albornoz, activista de izquierdas; Ramón Viladás, nacionalista catalán; Vicente Girbau, de la Agrupación Socialista Universitaria; Elena Romo, que era comunista; y José Martínez Guerricabeitia, que era anarquista. Una editorial orientada a los lectores de este lado de los Pirineos. Un deseo nacido sobre ocho ruedas, las de los coches que tuvieron que vender dos de sus fundadores para sacar adelante el proyecto.
Entre 1962 y 1982 publicaron más de 150 libros y una revista Cuadernos de Ruedo Ibérico. Manuel Castells, Jorge Semprún, Pasqual Maragall, Manuel Miralles, Antonio Saura, José Ortega, Ricardo Zamorano o José María Gorriz estuvieron vinculados a Ruedo Ibérico, fruto de la amistad que mantenían con Antonio Pérez, uno de los impulsores más destacados de aquella gran iniciativa y uno de los grandes nombres de la cultura antifranquista.
‘Ruedo Ibérico. Un exili intel·lectual en temps del franquisme’ muestra una recopilación de fondos de la biblioteca y el archivo de la Fundación Antonio Pérez, en la que figuran las publicaciones de la editorial Ruedo Ibérico, los Cuadernos y algunos documentos originales; así como una selección de pinturas, dibujos y grabados de los fondos de la colección permanente de algunos de aquellos artistas antifranquistas.
"Ansia de libertad"
“Una exposición con la que revelar, en contraste con la España oficialista que podemos ver en ‘¿25 años de paz?’, la libertad de movimiento y de expresión que el exilio o el anonimato proporcionaba a sus colaboradores”, señala Rafael Company, director del MuVIM.
Años convulsos que se traducen en obras “en las que se percibe tristeza, con predominio del blanco, del gris y del negro”, según el jefe de exposiciones del museo, Amador Griñó, para quien estas imágenes “comunicaban un discurso, un ansia de libertad, refugiándose en las vanguardias, lejos de las formas comerciales que, por contraste, se utilizaron en la campaña de los 25 años de paz”.
Jesús Carrascosa, director de la Fundación Antonio Pérez, destaca “la profunda amistad que unía a Antonio Pérez con los artistas firmantes del manifiesto de El Paso (Antonio Saura, Manuel Millares...) y que se tradujo en su participación en Ruedo Ibérico. Fruto de esta amistad es la exposición que se inaugura hoy en el MuVIM, y es que Antonio siempre ha estado rodeado de grandes artistas, haciendo de la suya una colección surgida desde el conocimiento, la pasión, el amor por el arte y la libertad”.
Hasta 1977, la editorial publicó desde su sede en París, y posteriormente, ya en democracia, se trasladó a Barcelona, donde desarrolló su actividad hasta 1982. Una etapa difícil, tanto por la situación económica de la editorial, como por la pérdida de su identidad y su función en el contexto político de la Transición Española.
