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El IVAM expone el arte textil de Teresa Lanceta

"Tejer como código abierto" exhibe 175 obras de la artista barcelonesa

Teresa Lanceta, en el IVAM. Germán Caballero

La línea que separa arte de artesanía está en la sensibilidad de los ojos del que mira. El Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) reivindica ahora la conjunción de ambos conceptos a través del trabajo de la artista barcelonesa Teresa Lanceta. «Tejer como código abierto» es una retrospectiva que recoge las cinco décadas que la creadora ha dedicado al textil como técnica artística, desde los años 70 hasta la actualidad. En total se exponen 175 obras entre tapices, lienzos, pinturas, dibujos, escritos, audios y vídeos.

Lanceta (Barcelona, 1951) presentó este miércoles esta exposición en el IVAM, acompañada de la directora del centro de arte y también comisaria de la muestra, Nuria Enguita, y Laura Vallés, cocomisaria de la selección, una producción conjunta del IVAM y el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba), que acogió esta muestra hasta el mes pasado. La exposición se podrá visitar en el IVAM hasta el 12 de febrero. «Esta exposición se gestó hace décadas cuando un ovillo y un telar se cruzaron en la vida de Teresa Lanceta para expresar su creatividad y su mundo», dijo Enguita, quien destacó de esta exposición «la concatenación de tiempos y memorias colectivas a través de las memorias privadas». «Lo importante es reconocer los tejidos como arte, como una técnica de construcción de mundos. Su trabajo genera cosmovisiones diferentes que el progreso anula», explicó.

Trabajar sobre los demás

Aunque se trata de una retrospectiva, la muestra no sigue un orden cronológico, «sino que sirve para poner en auge el valor ornamental de los tejidos y la idea de colectividad y autoría», añadió Laura Vallés sobre el trabajo conjunto de Lanceta con otros artistas para poner en pie su trabajo. «Siempre me ha gustado trabajar sobre el trabajo de los demás», matizó la artista. «He podido integrarme a través de los objetos de culturas que admiraba».

El punto de partida es una primera sala donde se presentan piezas de gran formato suspendidas como flotando en el aire. Aquí Lanceta pone de manifiesto que tejer es un código binario, de urdimbre y trama. «Tejer me atrapó porque te da libertad de pensamientos, es como un nirvana», explicó la artista.

Según avance el visitante, la muestra le pondrá ante sus ojos una investigación del textil a través de la experiencia y viajes de Lanceta por la cadena montañosa marroquí el Atlas Medio. Allí conoció los tejidos originales de las mujeres bereberes que le han servido como punto de partida para reflexionar sobre el tejido como código abierto. Aquí la noción de colectividad se intensifica así como el aprecio hacia las artes consideradas «menores» en Occidente.

La exposición recoge a pocos pasos la mirada de Lanceta sobre la alfombra española del siglo XV a través de dibujos, alfombras y cerámicas de inspiración morisca, que decoraban los palacios de los grandes señores cristianos. Pero, quizás, el espacio más personal de la muestra sea el que Lanceta titula «El paso del Ebro». En él articula una vivencia que aúna memoria colectiva y experiencia personal ya que reflexiona sobre la batalla del Ebro de 1938 y los recuerdos de su familia materna, procedentes de esa zona. Escritos, fotografías, vídeos y textiles, entre los que destaca el que la abuela de Lanceta usaba para envolver el pan, desvelan un pasado de miedo y violencia, que cristalizan en algunos objetos de la contienda que se exponen junto a las creaciones de la artista.

Las colaboraciones y coautorías son uno de los aspectos más destacables de «Tejer como código abierto». En palabras de Lanceta, «es un código abierto a los demás». La artista ha trabajado con artistas como Olga Diego, Pedro G. Romero y Xabier Salaberria; la comisaria Leire Vergara; el colectivo La Trinxera; la cineasta Virginia García del Pino; y el artista y pensador Nicolás Malevé.

Perderse en el Raval

La exposición dedica, finalmente, la visión de Lanceta sobre el Raval con un mapa digital del barrio, así como a través sus vivencias durante las casi dos décadas en las que fue vecina. Grandes obras, casi solapándose, invitan al visitante a perderse entre ellas como si estuviera en las calles del barrio barcelonés.

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