Fuera de compás

Exiliados y malditos

Presentación de "Malditos exiliados"

Presentación de "Malditos exiliados" / Levante-EMV

Fernando Soriano

Fernando Soriano

El rock está lleno de artistas malditos. Se trata de gente que no obtuvo la repercusión popular y artística que su obra merecía por las más variadas circunstancias: el suicidio, el abandono de su carrera por una depresión, una sobredosis accidental, un accidente de tráfico, una enfermedad incapacitante, la incomprensión del público y la industria, una personalidad frágil, una psique torturada, el asesinato, la cárcel, la locura, el abuso de las drogas y el alcohol. Los fanáticos del rock adoramos a ese tipo de músicos, les tenemos un cariño especial, les profesamos una admiración ciega y jamás perdemos la ocasión de pregonar su genialidad y de reclamar justicia para ellos. Los redactores de la revista digital Exile HS Magazine han escrito un libro en el que se recuperan 51 discos que entrarían en esta categoría, la de los malditos y los exiliados del rock.

EXILIADOS Y MALDITOS

EXILIADOS Y MALDITOS / Fernando Soriano

«La idea del libro surge en pandemia, durante una de nuestras numerosas ciber reuniones para enfocar mejor la revista, optimizar la web y darle un aspecto más profesional. Fue entonces cuando barajamos la idea de montar un sello discográfico y una editorial a través de la que publicar una recopilación de nuestros artículos y posts relativos a artistas y bandas que entraban dentro del saco del malditismo», explica el factótum del proyecto Juanjo Mestre, escritor y crítico musical valenciano, colaborador de publicaciones imprescindibles como Mondo Sonoro, presentador radiofónico y disc jockey.

En Malditos Exiliados se nos revelan tesoros ocultos, joyas que pasaron desapercibidas para la inmensa mayoría de los aficionados a la música rock y que merecieron mejor suerte. Discos de Doris Duke, John Simmons, Kelley Stoltz, The Swinging Neckbreakers, Steve Gunn y otras divinidades a las que, lamentablemente, se les negó la entrada en el Olimpo. También hay referencias muy cercanas, como la de Baby Scream y su elepé titulado Castell de Pop. En sus surcos encontramos al cantautor Juan Pablo Mazzola, capturado en vinilo para el sello que Juanjo y los suyos montaron para que obras como la suya vieran la luz. «Posiblemente sea su mejor disco, pero se trata de un artista poco integrado en la escena valenciana y con muy poca promoción. Vamos, que reúne las características para ser un maldito exiliado como tantos otros que figuran en el libro», explica Mestre.

Para él, el grupo valenciano maldito por excelencia es Doctor Divago. «Se trata de la mejor banda de la historia del rock de nuestro territorio y siguen siendo unos desconocidos. A nivel nacional, el más maldito y a la vez el más grande es Rafael Berrio, fallecido en 2020. Su espíritu culto y sus letras lo sitúan a años luz de cualquier otro. Su tremenda calidad, con la mejor lírica de la historia del rock en castellano, y su poca popularidad, le otorgan el perfil ideal de maldito», sentencia.

Juanjo, lo mismo que Joserra Rodrigo, David Molina, Jorge García y Chals Roig, tiene un gusto impecable y un criterio a prueba de bombas. Con esos poderes y una escritura divertida, mordaz, apasionada, emocionante, contundente y canalla, logran camelarte como si te lo contaran en la cola del baño de un festival, en un garito pidiendo una cerveza o mientras esperas a que suba al escenario el grupo de turno. Yo escucho a esta gente con la boca abierta y con ganas de apuntarlo todo, pero esta vez me lo puedo ahorrar porque eso ya lo han hecho ellos. Y se lee tan bien que a veces se te olvida escuchar el disco de marras. Y puede que no haga falta, como cuando te hinchas a leer sobre recetas y restaurantes que nunca probarás o visitarás, pero quedas tan satisfecho como si lo hubieras hecho. Son obras que siempre estarán ahí para el que les quiera hacer caso, pero se agradece mucho que estos tipos tan eximios alumbren el camino para guiarnos.