El mundo del arte callejero se abre a las mujeres

Cincuenta grafiteras y muralistas de todo el mundo cuentan su lucha por librarse de las desigualdades que lastran también el mundo del «street art» en un libro escrito por el experto valenciano Diego López

lily brick La Pastora   Torrellas

lily brick La Pastora Torrellas / L-EMV

Voro Contreras

Voro Contreras

Diego López es un cazador aunque, hemos de reconocerlo, sus presas habituales suelen ser poco discretas, resultonas, a veces de tamaño considerable y, por lo tanto, fáciles de atrapar. Armado con su cámara, este valenciano documentalista de profesión recorre desde hace años las calles del mundo y las redes sociales en busca de murales, grafitis y demás expresiones de arte urbano. 

«Mi interés por el arte urbano empezó hace más de 10 años porque me llamó poderosamente la libertad y la calidad del arte que veía por las calles más que lo que contemplaba en los museos, me enganchó y con mi espíritu curioso, voy profundizando más en este tema», explica López a Levante-EMV. 

La afición entre lo cinegético y lo artístico la ha expresado este experto en arte urbano a través de una cuenta de Instagram con cerca de 5.000 publicaciones (casi a una por día), y a través de dos libros -Valencia en grafitis y Yo, grafitera- que, desde hace un par de semanas cuentan con una especie de hermana mayor: Street art firmado por mujeres (editorial Hoaki).

julieta xlf

julieta xlf / L-EMV

Brecha de género

Tal como apunta el título, Street art firmado por mujeres recoge las experiencias personales, los intereses culturales, las luchas vitales, los obstáculos a los que se enfrentan, los sueños y propósitos y una amplia muestra de las obras de más de 50 pintoras, grafiteras y muralistas de todo el mundo, como MadC, Danielle Weber, Cachetejack, Ledanis, Lourdes Villagomez o la valenciana Julieta XLF. «Mujeres que se dedican a intervenir en el espacio público y a enriquecer nuestros entornos urbanos con sus creaciones», señala la editorial. 

La intención de López es «animar al lector a admirar el arte callejero de nuestras ciudades y a fomentar la igualdad de las mujeres en el mundo del arte urbano y el grafiti». «El libro muestra la lucha de estas artistas por librarse de las desigualdades que lastran nuestra sociedad y que siguen menoscabando la posición de la mujer en muchos sectores, incluido el del arte».

«Si nos fijamos en la brecha de género del arte oficial, encontraremos datos como que, aunque más del 60 por ciento del alumnado de Artes y Humanidades sean mujeres, es limitada su presencia posterior en los circuitos de arte, en la mayoría de galerías, ferias de arte y museos occidentales -recuerda López-. En cambio, el 85 por ciento de las figuras desnudas expuestas pertenecen a mujeres».

Alice Pasquini  Campegine (Reggio Emilia)  2017   Foto Spazio 5 a

Alice Pasquini Campegine (Reggio Emilia) 2017 Foto Spazio 5 a / L-EMV

Rodeadas de grafiteros

También el terreno del arte callejero (o street art) y el grafiti, la gran desigualidad, y en la que coinciden muchos de los testimonios que López ha recogido en su libro, se debe a la «falta de visibilidad» que las artistas mujeres han sufrido durante años. 

Lo cuenta, por ejemplo, Allison Freidin, cofundadora del Museum of Graffiti de Miami, cuando señala que, al empezar a esbozar los planes de este proyecto, «me encontré de repente rodeada de grafiteros, todos hombres». «En la primera versión de nuestra exposición inaugural, que debutó en 2019, Lady Pink fue la única mujer a la que destacaron por sus contribuciones al movimiento».

A Freidin le dijeron muchas veces que la mayoría de los nombres femeninos que se veían en la calles de Nueva York a principios de la década de 1970 eran solo de las novias o hemanastras de los grafiteros. «Se me ocurre que ellas pensaban de otra manera -reflexiona la directora del Museum of Graffiti-. Cada chica que estuvo al frente de este movimiento juvenil quedó impactada para siempre por la emoción de ser una de las primeras en rebelarse en las calles o en los vagones de tren».

Rame 13

Rame 13 / Helene Planquelle

Un juego duro

Algunas de esas chicas, como Barbara 62, Eva 62, Rocky 184, Charmin 65, Z-73 y Pooni, se hicieron un nombre dentro de la escena del arte callejero en Estados Unidos.

«El consenso entre estas mujeres es que el grafiti solía ser un juego duro: físicamente desafiante, increiblemente peligroso e incluso violento en ocasiones», subraya Freidin. Y añade: «Se pasaban las noches colándose en patios de maniobras de trenes y cometiendo delitos en zonas donde existían graves rivalidades desde hace años. Proyectar una energía masculina era casi imprescindible para sobrevivir a largo plazo en la realidad del grafiti de aquel momento».   

Entre el medio centenar de artistas que van de la mexicana Adry del Rocío a la francesa Zoia Zerone, Diego López ha incluido a una de las muralistas valencianas de más altura internacional: Julieta XLF. De ella, el libro incluye fotografías de sus fantásticos murales en Palermo (2021), Los Realejos (2019), Picassent (2016), Alcoi (2019) y la localidad francesa de Le Barcarès (2021).

Tal como explica la propia Julieta XLF, sus pinturas son un reflejo de su mundo interior y exterior. Por eso «siempre hay una figura femenina protagonista de sus propias aventuras y reflexiones... que sueña con la renovación y la transformación que necesita el mundo que la rodea», explica. El objetivo final, añade la artista valenciana, es «que lo que hago no deje indiferente a quien lo ve, que guste o disguste por el motivo que sea, pero que nos haga pensar sobre lo que queremos y no queremos en nuestra ciudad y también en nuestra vida. Si puedo generar alegría y sacar una sonrisa o trastocar las emociones de lo que ve, mejor aún».

Rosie woods   5DM34727

Rosie woods 5DM34727 / L-EMV

Cambiar mentalidades

Además de un repaso a sus carreras, Diego López pregunta a las 50 artistas incluidas en su libro sobre las barreras de «género» en el street art. Así, Adry del Rocío -de la que la publicación muestra murales en Ciudad de México, Puerto Rico, Arizona o Berlín- señala que el aparente número menor de mujeres grafiteras sea más que una cuestión de «reconocimiento y visibilidad: «es muy difícil cambiar la mentalidad después de décadas y décadas de machismo».

La inglesa Rosie Woods habla del «gran cambio» que se ha producido sobre ser mujer en el arte callejero desde que ella empezó, gracias sobre todo a la amplificación que hacen las redes sociales de sus obras, aunque echa de menos «más paredes legales» donde las mujeres se puedan reunir para «practicar, divertirse y sentirse seguras».

A la italiana Alice Pasquini -reconocida por sus murales en su país, Oslo o Los Ángeles, como los que se recogen en este libro- le molesta que normalmente se retrate a las mujeres como objetos sexuales, sirvientas domésticas sin sueldo o heroínas de cómic. «En su lugar -añade- me seducen las mujeres reales. Toda mi obras es desde una perspectiva femenina y trata sobre la vida real, que a veces puede ser brutal para las mujeres».

Mujeres fuertes

«Me inspiran las mujeres fuertes con vidas difíciles, que miran con entereza y en cuya miradas puedes leer más de una historia», cuenta la catalana Lily Brick, cuya «Pastora» pintada en 2020 sobre el muro de una vivienda de Torrellas ha servido como portada de Street art firmado por mujeres. 

En su testimonio, Lilly se queja de los «comentarios machistas» que ha tenido que soportar a lo largo de su carrera, pero también hace referencia al papel que jugó el colectivo Urban Soldierz a la hora de eliminar los prejuicios que ella tenía sobre el arte urbano: «Aquellos hombres, a veces rudos y fornidos, bailaban delante del muro. ¡Se sentían plenamente libres pintando! Y así me sentí yo, con un nuevo mundo abriéndose ante mis ojos».