Santiago Segura: "No quiero ser adulto todo el rato, quiero momentos para volver a la infancia"

El actor y director presenta "Vacaciones de verano", una comedia que pretende divertir al público para que "salgan felices del cine"

Santiago Segura: "No quiero ser adulto todo el rato, quiero momentos para volver a la infancia"

J. M. López / A. Iranzo

Saray Fajardo

Saray Fajardo

Viene a estrenar su película "Vacaciones de verano", pero la actualidad manda. Se ha publicado estos días que debe pagar 800.000 euros a Hacienda por su productora. 

No tengo ningún problema con Hacienda. Dijimos que esto no es noticia, pasa diariamente. Nadie lo lee, sólo lee el titular. No debo nada a Hacienda. En el 2016, Hacienda me dijo que había aplicado una norma que no se debería haber aplicado. Yo dije: "Ah, vale. ¿Entonces que se tiene que hacer?". Me dijeron que pagara tal cantidad y firmara el acuerdo de conformidad. La gente, cuando está en desacuerdo con Hacienda, reclama. Un porcentaje muy alto, lo gana el contribuyente. Pero no es tan fácil. Ese dinero no está en mi bolsillo. Está ahí. Si en algún momento los tribunales me dieran la razón, volvería ser mío. No debo nada a Hacienda. Se ha tergiversado. Todo esto me quita los titulares de mi película. ¿Cómo es España que saca humo por el 'click bait'? Es muy jugoso poner que Santiago Segura tiene problemas con Hacienda, cuando no los tiene. Cuando lo lees en profundidad, la gente no lo entiende. No me han puesto ni multa porque el Tribunal Económico dijo que no había ni intención de fraude. Hay un desacuerdo en la aplicación de una norma. Imagina el mal rollo que me ha creado esto. Pero yo lo explico. Me da pereza promocionar porque no quiero convencer a nadie. "Padre no hay más que uno 3" la vieron más de dos millones de personas. Se lo pasaron teta. Sólo quiero decirles que estoy aquí de nuevo. 

 Parece que el verano se inaugura oficialmente cuando Santiago Segura presenta su nueva comedia veraniega. 

Esa es mi idea como los posados de Ana Obregón. Eso es lo que quiero, que la gente diga que va a ver la película de Segura, a ver qué ha hecho este año y que salgan diciendo que me he superado. Que haya esa sensación de que no te defraudo. Hay una responsabilidad brutal de no defraudar a mi público, que le gusta este tipo de comedias. A mucha gente no les gusta, pero yo no les pido que vayan. 

¿Existe ese temor a defraudar?

Por supuesto, cualquier artista tiene temor a defraudar. Un pintor tiene la etapa azul y cambia a la etapa rosa y está acojonado por saber si le gustará a la gente. 

¿El cine familiar es más agradecido?

Es como más amplio. Ver a familias riéndose. Cuando el otro día llegó la calificación y ponía para todos los públicos, pensé que he hecho una comedia para todos los públicos. Es complicado intentar hacer reír sin excluir a nadie de esa risa. No me podría permitir hacer películas infantiles. Creo que, de alguna forma, como padre que llevo a mis hijas a ver películas infantiles, el infantilismo de esas películas me ha dejado fuera. Hay edades que necesitan esas películas, pero el padre acaba hasta las narices. Me gusta este cine familiar. A partir de los cinco o seis años, los niños se enganchan a la historia y los padres se ríen también. Toda la vida ha sido muy de agradecer, ese producto que puedes ver en familia. Recuerdo que los viernes en mi casa eran una fiesta porque veíamos el "1,2,3" toda la familia. Mis padres se divertían y yo también. 

Su hija empieza a hacerse un hueco en el mundo del cine. ¿Cómo separa el papel de padre y de director?

Un hueco cada vez más grande porque tiene 9 años. No la separo radicalmente. No le digo que soy el director y que tenga cuidado. Ella me ve como su padre, pero que está haciendo una película. Le digo que aquella expresión que me hizo en casa el otro día, que la haga y si no lo hace, le anima. No me pongo la gorrita de director. Me siento como uno del equipo. Al ser actor también, estoy metido en medio de la secuencia ensayando. La involucración al ser actor y director es mucho mayor con el elenco, ensayando... Las directrices son muy precisas y en el ensayo ya estás dirigiendo. Me encanta. 

En la película salen muchos niños y niñas. ¿Cómo se trabaja?

Más de veinte niños. Me dicen que otra vez una peli con niños. Pero son torrenteros, pero que sienten que se les ha privado de ese cine gamberro, que está muy bien, pero hay etapas. Ahora estoy haciendo esto. Los que se quejan de las pelis de niños, ahora hay una dosis extra. Son muy divertidas. Todos son fenómenos. Veo a Rodrigo y lo veo un actorazo. Me pasa lo mismo con Luna Fulgencio. Daniela Pintado nunca había actuado. Llegó al casting, se comió un plátano y pasaba de todo. Era tan graciosa, hablando, la carita... Me enamoré. La ayudante de dirección me dijo que nos iba a dar el rodaje, pero la quería en la película. Merece la pena. 

¿Qué es lo que más aprende de los niños?

La espontaneidad y el rollo fabuloso que siento. Me gusta llegar a adulto y poder conectar con mi niño interior. Recordar lo que me gustaba cuando era niño, las cosas que hacía cuando era niño... Dices que corten y ellos están haciendo cine y se ponen a jugar a otra cosa. Se pasan el día jugando. Ser adulto está muy bien, pero todo el rato es muy triste. Yo no quiero ser adulto todo el rato, quiero momentos para volver a la infancia de alguna forma. 

A pesar de ser cine familiar siempre hay algún mensaje. ¿Qué pretende com esta película?

No es que diga que hay una moraleja, pero me gusta que los personajes evolucionen de alguna forma. Mi personaje es un tío súper agobiado, lo tiene todo medido, su vida es perfecta y, de repente, se le tuerce todo. Está histérico. Leo es más viva la Virgen. Él al final se da cuenta que su relación con sus hijos es importante, más de lo que piensa, y yo me doy cuenta que en la vida no tienes que tenerlo todo cuadriculado. Son dos de los mensajes que puedes extraer. Pero yo quiero que se rían, que salgan del cine felices. EL mensaje se lo dejo a otros directores. 

Después de todo lo vivido, nos hemos dado cuenta de que reír es de las cosas más importantes. 

Me di cuenta desde pequeñito. La gente no es consciente de la importancia de la risa. Es fundamental, yo la recetaría. Es el antiodio. Cuando eres un personaje público, ves muchas cosas y pienso que estamos crispados y todo es mal rollo. Llegas a un sitio, empiezas a decir tonterías, te ríes con unos amigos y oyes risas y carcajadas, es liberador de esa tensión. Estamos constreñidos por la rabia y la ira y parece que te quitas ese chaleco y te quedas a gusto, puedes respirar. 

¿Recibe mucho odio?

Eres un personaje público. En redes, si tienes 3,5 millones de segudores, lógicamente medio millón te odia, pero hay tres millones que te aman. Pero sales a la calle y la gente te pide un selfi, abrazos, besos... Es otro mundo. Hay un submundo en las redes, que es el mundo anónimo de la frustración y del odio, y el mundo real, donde la gente aprecia lo que haces, que son películas de evasión y divertimiento. Lo que era al principio Hollywood, se hacían las películas porque la gente se quería evadir de sus problemas. El gran grueso del cine es una herramienta para descongestionar la mente, para no pensar. Si eres hindú, te vas a meditar y si eres español vienes a ver "Vacaciones de verano", te ríes, has dejado los problemas en casa y estás fresquito en el cine. 

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