La banda que fue mejor que U2 regresa a València

Considerados como uno de los mejores grupos alternativos de los 80, Echo and the Bunnymen inician esta semana una nueva gira por España

Ian McCulloch, de Echo and the Bunnymen, en el FIB de Benicàssim.

Ian McCulloch, de Echo and the Bunnymen, en el FIB de Benicàssim. / DOMENECH CASTELLÓ

Voro Contreras

Voro Contreras

De las grandes rivalidades (reales o ficticias) de la historia del rock -Bealtes vs. Rolling Stones, Oasis vs. Blur, Guns’n’Roses vs. Nirvana, Roger Waters vs. el resto de Pink Floyd, Morrissey vs. el resto de lo que sea- hubo una que ya pocos recuerdan porque en apenas unos años acabó con un claro vencedor, aunque sea a nivel de popularidad: la que a mediados de los 80 mantuvieron U2 y Echo and The Bunnymen.

La segunda, la de Liverpool, la que fue durante un tiempo quizá ya demasiado lejano la mejor banda británica de rock alternativo, actuará el próximo domingo en la sala Repvblicca de València. Antes habrá ofrecido un concierto en el Visor Fest de Murcia y después pasará por Madrid y Barcelona.

Éxito de público y crítica

Con sus cuatro primeros discos -Crocodiles (1980), Heaven Up Here (1981), Porcupine (1983) y Ocean Rain (1984)- y con canciones como “The killing moon”, “Lips like sugar”, “Bring on the dancing horses” o “The cutter”, la formación encabezada por Ian McCulloch y Will Sergeant conquistaba las zonas más altas de las listas de éxitos al mismo tiempo que subyugaba a la crítica musical con su rock guitarrero y algo oscuro, convenientemente ampuloso y mesuradamente psicodélico.

Cuando los Echo estaban en su mejor momento, a la prensa musical británica -a la que tan bien le viene provocar bulla cuando se trata de vender ejemplares- le dio por compararlos con otra banda guitarrera y ampulosa nacida también en 1978, pelín menos oscura y casi nada psicodélica, llamada U2. En el tiempo en el que los de Liverpool publicaron su primeros discos, los de Dublín también sacaron trabajos hoy tan legendarios como Boy, October, War, Under a Blood Red Sky y The Unforgattable Fire, además de canciones hoy ya tan míticas como “I will follow”, “Sunday bloody sunday”, “New year’s day” o “Pride (In the name of love”).

Quizá, más que los estilos y calidad de una y otra banda, lo que la prensa quiso y logró confrontar fue la personalidad de sus dos líderes: el mesiánico Bono y el lenguaraz McCulloch (Mac the Mouth, le llaman sus amiguetes), quien a poco que le provocasen al respecto no tenía ningún reparo en soltar cosas como “U2 hacen música para albañiles y fontaneros, nosotros somos una banda de océanos y montañas”.

echo and the Bunnymen

echo and the Bunnymen / L-EMV

Aún años después, cuando U2 ya eran oficialmente los grandes dinosaurios del rock y los Bunnymen una banda dedicada a pasear su magnificencia por escenarios que les venían pequeños, Ian insistía en la rivalidad y se hacía cruces ante el éxito de Bono y compañía.

"No podíamos ponernos botas graciosas"

“Durante un tiempo parecía que los Bunnymen íbamos a ser la banda más grande del mundo, pero nunca sucedió. Tendríamos que haber sido demasiado amables y demasiado mainstream...”, dijo McCulloch en otra entrevista. El entrevistador le pregunta si quiere decir que tendrían que haber sido “demasiado U2” y el cantante de los Echo se lo confirma: “Sí, nosotros abdicamos la corona simplemente porque no podíamos ponernos esas botas graciosas y el sombrero de cowboy”.

Y lo cierto es que sí, que los Echo and The Bunnymen abdicaron de esa corona que para muchos merecían como la mejor banda británica de los 80. En 1987 aún publicaron otro disco espectacular, titulado con el nombre de la banda, pero desde entonces entraron en una especie de zozobra marcada por el fallecimiento del baterista Pete De Freitas o la marcha del propio McCulloch para iniciar su carrera en solitario.

Echo and the Bunnymen.

Echo and the Bunnymen. / L-EMV

Primer concierto en València

Pero Ian volvió a la banda, en 1997 lanzaron el disco ‘Evergreen’ y un año después actuaron por segunda vez en Arena de València, la sala que ya habían visitado en 1984 cuando esta se llamaba aún Pachá y cuando los Echo eran una de las bandas predilectas del público valenciano, tan afín entonces a esos sonidos oscuros que también practicaban The Psychedelic Furs, Waterboys, The Chameleons, Bauhaus o Sisters of Mercy.

Desde entonces, aunque no han vuelto a llenar estadios y nunca han llegado a reunirse con presidentes de gobiernos y papas como sus antiguos rivales irlandeses, Echo and The Bunnymen no han parado de sacar discos en los que demuestran que el talento no se hace viejo. Algo de lo que sus antiguos rivales irlandeses quizá no puedan presumir.  

Echo and the Bunnymen.

Echo and the Bunnymen. / L-EMV