Tras la huella de Rosario de Velasco

La sobrina nieta de la artista busca obras para una exposición en el Thyssen, que llegará en noviembre al Bellas Artes de València 

La pintora Rosario de Velasco.

La pintora Rosario de Velasco. / Levante-EMV

Begoña Jorques

Begoña Jorques

La pintora Rosario de Velasco es una de las pocas mujeres artistas que tiene obra en el Museo de Bellas Artes de València. La pinacoteca conserva La matanza de los inocentes, un lienzo que estuvo décadas en los almacenes del museo y que sufrió los estragos de la riada en 1957. Se restauró en 2016 y desde entonces forma parte de la colección permanente del Bellas Artes. Esta pieza, junto una treintena más, formará parte de la muestra que el museo valenciano inaugurará el próximo mes de noviembre, previo paso por el Museo Thyssen de Madrid este verano.

La exposición será posible gracias al tesón de la sobrina nieta de la artista, Toya Viudes de Velasco, quien ha buscado obras de su pariente en museos, instituciones, ha seguido la pista de subastas y hasta ha iniciado una campaña en redes sociales para localizar a coleccionistas que tengan alguna obra de Rosario de Velasco en casa. 

Lavanderas.

Lavanderas. / Levante-EMV

Obras de los años 20 a 40

La intención es reunir obras de De Velasco de entre los años 20 y 40 del siglo pasado -los primeros y los más destacados de su trayectoria- y una sección dedicada a su trabajo como ilustradora gráfica. Junto a pinturas bien conocidas y conservadas en museos, como su Adán y Eva, del Reina Sofía, con el que obtuvo en 1932 la segunda medalla de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes, o La matanza de los inocentes (1936), del Bellas Artes de València, se expondrán por primera vez obras guardadas en la familia y en colecciones particulares, algunas hasta ahora en paradero desconocido y que se han ido localizando y recuperando en los últimos años. 

La sobrina nieta recuerda obras de Rosario como Lavanderas, que pintó en 1934 y que en 1936 regaló por su boda a su hermano, su abuelo Luis. «Nunca he dejado de ver este cuadro, primero en casa de los abuelos en València, luego en casa de la abuela en Murcia cuando quedó viuda y ahora en casa de mis padres». Viudes recuerda que, aunque no conoció a su tía abuela, siempre sintió fascinación por ella gracias a los cuadros que siempre ha visto en el entorno familiar. Viudes recuerda que «en los años 30 tuvo muchísimo éxito, con medallas en las exposiciones nacionales, participó en certámenes como la Bienal de Venecia o los Salones de Otoño; fue una pintora muy reconocida, pero le pilló la guerra», lamenta. 

El baño.

El baño. / Levante-EMV

Su tía abuela no era una mujer al uso, valiente para la época. «Con el dinero que le dieron por ganar con Adán y Eva la Segunda Medalla en la Exposición Nacional de 1932, se embarcó con una amiga en el legendario Stella Polaris rumbo a San Petersburgo», recuerda. Sin embargo, la guerra hizo estragos en su trayectoria, aunque no en su pasión por el arte. «La acusan de falangista, tiene que huir y sale por Francia, luego se instala en Burgos, con parte de la familia, y luego llega a Barcelona», explica su sobrina nieta, quien añade que, «aunque sigue pintando toda la vida, ya no es la artista que era antes de la guerra. La vida le cambia, se casa, tuvo una hija y, bueno, sabemos que en esa época la vida de las mujeres artistas no era nada fácil».

Toya Viudes se ha lanzado a la búsqueda de obras que creía perdidas y que, desde las redes sociales, le ha ido dando alguna que otra alegría. De hecho, ha encontrado obras de Rosario de Velasco en distintas ciudades españolas.

Dos «obsesiones»

Viudes de Velasco hace un llamamiento a quien pueda tener una obra de su tía abuela titulada El baño. «Es precioso y de él solo conservo una foto en blanco y negro que es una madre lavando a un bebé en una palangana. Lo pintó en 1931 y por lo que he podido leer todas las reseñas de prensa de la época fue su primer gran éxito; ahí fue cuando empezaron a decir ‘¿quién esta chica que pinta tan bien?’. No hay manera de encontrarlo, la última noticia que tengo es que lo expusieron en Zaragoza en 1935. A lo mejor alguien lo tiene en su casa». Junto a esta obra, otra de sus «obsesiones» para las muestras es encontrar Circo, presentado por De Velasco en la Bienal de Venecia de 1936 y años más tarde en el Salón de los Once organizado por Eugenio d’Ors.

Rosario de Velasco, en su estudio.

Rosario de Velasco, en su estudio. / Levante-EMV

Toya Viudes de Velasco asegura estar «agradecida a la vida por este proyecto porque ha sido para mí muy satisfactorio en el personal, porque me he tenido que poner en contacto con mucha familia con la que había perdido el contacto, y porque ha sido una labor de detectives impresionante». Ha sido, añade, «muy satisfactorio recrear la vida de Rosario a través de lo que me ha contado no solo la familia sino descendientes de sus amigos».

Suscríbete para seguir leyendo