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Puerta grande para Burdiel en la novillada del 9 d’Octubre

El joven sevillano pasó a la enfermería tras ser cogido pero no revistió nada grave pese a tener un fuerte dolor en la rodilla derecha - Los novillos fueron flojos, descastados

Álvaro Burdiel pasea la oreja del sexto de la tarde que le abrió la puerta grande de València. Levante-EMV

Le caían las lágrimas a chorretones a la hija del que fuera mayoral de la plaza de toros de València, Javier Martínez, mientras escuchaba el preceptivo himno de la Comunitat Valenciana con su bebé en los brazos a la altura de la meseta de toriles. Y es que el toreo, igual que la pertenencia a un territorio, es un sentimiento único.

Y única también fue la presentación en València de Álvaro Burdiel, un joven sevillano criado en la madrileña escuela del Yiyo que salió en hombros tras dos faenas de exposición, madurez y buen toreo, sobre todo al natural. En el sexto de la tarde marcó la diferencia por cruzar esa línea que logran solo los que de verdad quieren ser torero. Tanto es así que recibió una fuerte voltereta mientras toreaba de rodillas. Antes brindó a su apoderado, el maestro José Ortega Cano. Una vez se repuso, cortó un apéndice tras una labor de entrega y valentía. Ortega Cano, emocionado, se quitó la chaqueta y se la tiró en un acto de arrebato. Tuvo buena colocación, dejó la muleta planchada y tiró de un ejemplar desfondado y feote.

Su aplomo de plantas y la seguridad en sus formas lograron exprimir hasta el final al ejemplar del Tajo que hizo tercero de la tarde y cortó otra oreja. En esta labor realizó un inicio por abajo de rodillas también muy decidido. Este animal tuvo mayor clase y fue más bonito de expresión, aunque acabó desfondado. Pese a ello, Burdiel alcanzó altas cotas al natural por su encaje y por su soltura. Anduvo tan fácil con el ejemplar que Ortega Cano le aplaudía desde el callejón. También fue efectivo con el estoque en sus dos actos. Tras salir por la puerta grande, pasó a la enfermería pero no revistió nada grave pese a tener un fuerte dolor en la rodilla.

Miguel Senent "Miguelito" cortó una oreja en el primero de la tarde tras una versión menos bullanguera y más solvente, más clarividente, de lo habitual. Ese animal fue correoso de salida y flojo en el caballo pero que embistió largo y humillado, especialmente por el pitón derecho. Miguelito anduvo templado y bien colocado, intentando mantener la suerte cargada en cada muletazo. Al natural logró una tanda redonda, pero el valenciano de Campanar insistió por la derecha, pitón en el que se encontraba más cómodo. Unas manoletinas finales acabaron de levantar el ánimo del personal. Dejó una gran estocada por ejecución y efecto y logró la oreja. En el cuarto anduvo voluntario pero pinchó.

Diego García, que también se presentó en València, cortó una oreja en su primero y pinchó la puerta grande en el quinto. En ese toro, el presidente desatendió correctamente la petición de oreja y dio una vuelta al ruedo por su cuenta.

La novillada fue del Tajo (únicamente tercero y cuarto) -propiedad del maestro Joselito- aunque fue remendada en su mayoría con animales de Martín Arranz.  En definitiva, un encierro flojo, descastado -ninguno de los seis se empleó bien en el caballo- y sin ningún novillo que acabó de destacar por su condición. La entrada registrada fue algo más de un cuarto de plaza.

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