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A media tarde, de 20 a a 23 horas, cuando hace horas que ha terminado la actividad en la pista, arranca la fiesta en la Marina Juan Carlos I. La organización del Gran Premio de Europa ha sido menos ambiciosa este año y, en cambio, ha conseguido mayores réditos.

En la primera edición de la prueba mundialista Valmor Sports quiso comercializar los amarres de la dársena interior y también los de la marina exterior y fracasó, pues tan sólo hubo 52 embarcaciones. Sin embargo, para la segunda centró su promoción en la zona interior o el Puerto de la Copa del América, donde ha comercializado este año cien amarres y anoche consiguió la plena ocupación. La afición disminuye en las gradas, pero los ricos se multiplican en las aguas de la dársena.

La competencia

Durante la tarde-noche del viernes el circuito abrió el puente giratorio y permitió la entrada de varios buques, entre ellos el Kogo, propiedad de Mansur Ojjeh -socio fundador de McLaren-, quien rivaliza en dimensiones y lujo con el Indian Empress del magnate indio Vijay Mallya, propietario de la escudería Force India. El Kogo se conforma con unos 80 metros de eslora, mientras el barco de bandera hindú alcanza los cien. Sin duda son las dos grandes atracciones en el puerto. El viernes habían atracado en la dársena interior unos 80 barcos de todos los tamaños, aunque con el lujo por bandera. Durante la tarde-noche de ayer se completó el aforo total, con cien yates dando esplendor a una marina que no vivía días tan espléndidos desde la disputa de la 32ª Copa del América. Era todo un espectáculo ver cómo atracaban los yates y cómo se iluminaban de glamour.

44 millones metidos en 72 metros de eslora

Desde la distancia, apostados junto a los tinglados, los aficionados que han conseguido un ticket para pasearse por la tarde por el circuito urbano no se pierden el "espectáculo" de la Marina.

Los cien yates que adornan el puerto son tan atractivos para visitar como los monoplazas de las escuderías. "Mira aquellos dos mastodontes de allí. Menuda rabia que danÉ ¿Todo eso es para un tío solo?", comentaba una mujer a su pareja durante el paseo vespertino. Se refería, evidentemente al Indian Empress y al Kogo. Los otros yates quedan empequeñecidos a su lado.

Sin duda ambas embarcaciones son las estrellas de la dársena. El Indian Express mide exactamente 95 metros y hace gala, además, de la última tecnología en sistemas de navegación y comodidades de todo tipo, de una colección de arte con obras de Picasso, Matisse o Turner. Su valor es incalculable y está considerado el rey de los megayates.

El Kogo mide 72 metros de eslora, tiene unas siete mil millas de autonomía (gracias al tanque de combustible capaz de albergar hasta 200 toneladas de carburante), dispone de 6 cubiertas más un solarium y está valorado en 44 millones de euros.

Pero su gran diferencia respecto al barco indio es que dispone de helipuerto y helicóptero, algo muy vistoso y de lo que nadie perdió detalle. j. bartual valencia