El Levante cumplió con el trámite de la última jornada y cayó por un resultado quizás demasiado abultado ante un Betis al que no le valió la victoria, en un partido sin apenas historia. Los locales se jugaban la vida, y le metieron al partido la intensidad suficiente para ganar ante un Levante que no se metió en la pelea y, como Pilatos, se lavó las manos y dejó a Betis y Hércules que decidieran entre sí quién subía a Primera. Lo hizo el Hércules, con disgusto y tensión en el Ruiz de Lopera.

Tras una semana de festejo por la consecución del ansiado ascenso, el conjunto levantino aparcaba las celebraciones para presentarse a una cita ineludible con el calendario. Al otro lado, esperaba un Betis que se jugaba el ascenso. Esa tensión por los puntos en juego se dejó notar ya en los primeros minutos.

Al Betis no le valía otro resultado que la victoria mientras que el cuadro levantino, sin la presión clasificatoria, buscaba con alegría la portería rival. Con ese panorama, los verdiblancos se adelantaron en el 18, tras un centro desde la izquierda que Juande remataba de forma inapelable, ante un Manu que nada pudo hacer. Tras el tanto, el encuentro se serena y baja en intensidad y más aún tras el dos a cero de Caffa y el tercero, al empezar la segunda parte, de Pereira. A partir de ahí, la emoción estaba en ver lo que hacía el Hércules, pero los alicantinos no fallaron y el gol de Odonkor ya casi ni se celebró.