Si Juan Manuel Asensi sale vencedor como miembro de la candidatura que lidera su hermano José para presidir el Alicante CF una vez finalice el proceso electoral que dará comienzo hoy mismo, este ex futbolista internacional y ex entrenador, nacido en la capital alicantina en 1949, se colgará la etiqueta de directivo y habrá pasado por todos los estamentos del planeta fútbol.

Mucho ha llovido desde que a los 14 años tres ojeadores del Elche CF –Sevilla, Antoniet y Mas– se plantaran ante don Vicente Asensi para llevarse a su hijo, un chaval que brillaba con el balón en los pies en el patio de los Salesianos de Alicante, a la cantera del Elche. Cuando un mes después, técnicos del Hércules conocieron que el menor de la saga Asensi –sus hermanos Miguel y Antonio eran integrantes del club herculano– estaba jugando un partido con la camiseta franjiverde reaccionaron sin fortuna: Don Vicente, que había dado la mano comprometiéndose con el Elche, no accedió a la petición herculana para romper el contrato con los ilicitanos.

Así, el destino llevó a Juan Manuel Asensi a ser integrante del mejor Elche de todos los tiempos, equipo con el que llegó, incluso, a disputar la final de la Copa del Rey ante el Athetic Club en el Bernabéu, con triunfo bilbaíno merced a un solitario gol de Antón Arieta.

Paradojas del destino, debutó en Primera División con 17 años en el Camp Nou, que más tarde sería su casa, con una derrota contundente (3-0) y una actuación nefasta dado que apenas tocó el balón tras ser alineado por Otto Bumbel como extremo izquierdo. Una temporada después, con Alfredo Di Stefano en el banquillo de Altabix, quedó perfilada su demarcación para toda la vida. La «Saeta», tras observarle en los primeros entrenamientos, dictó sentencia: «Nene, con esas piernas tan largas no puedes ser extremo izquierdo. Conmigo vas a jugar de interior».

Y a partir de ahí, las cosas, con el «10» en la espalda, comenzaron a rodar a la perfección. Internacional en todas las categorías inferiores, Asensi participó en los Juegos Olímpicos de México y en la selección absoluta siendo jugador del Elche. Su proyección no pasó inadvertida y los grandes comenzaron a tocar a su puerta.

Con el alicantino, curiosamente, se vivió una «guerra interna» entre el Madrid y el Barcelona con cierto parecido a lo que ocurrió años antes con Alfredo Di Stefano como protagonista. Santiago Bernabéu, presidente blanco, concretó el traspaso con el presidente del Elche José Esquitino. De hecho, el dirigente madridista llegó a declarar en el diario «Pueblo» que Asensi ya era jugador del Real Madrid. Sin embargo, un motín en la junta directiva ilicitana frustró la operación de Bernabéu dado que varios directivos del Elche forzaron el cambio de destino por razones puramente económicas: El Barça puso encima de la mesa 13 millones de las antiguas pesetas (de 1969), cifra récord por aquel entonces y muy superior a la ofrecida por Bernabéu.

Indiscutible en Can Barça, marcó una época en el club azulgrana y en la selección española, donde debutó con el doctor Toba, se mantuvo con el triunvirato Artigas-Muñoz-Molowny y fue valor seguro con Ladislao Kubala en la dirección técnica del equipo nacional.

Jugó con la «Roja» en 41 ocasiones y anotó goles antológicos que sirvieron triunfos recordados, como el 1-0 ante Alemania en Sarriá tras un centro servido por Churruca a la frontal del área que entró tras un zurdazo de volea por la escuadra de la portería defendida por el mítico Mayer.

Miembro destacado del Barça que lideró Johan Cruyff, Asensi consiguió una Liga (1973-74) y una Recopa de Europa (Basilea, 1979) con la camiseta azulgrana.

Once años, 396 partidos y 100 goles después, el alicantino se despidió de Can Barça para probar fortuna, en los últimos años de su carrera, en el fútbol mexicano. Junto a Pirri, del Real Madrid, e Idígoras, de la Real Sociedad, Asensi recaló en el Puebla de México, donde militó durante dos temporadas. En esa época, el Barça y el Puebla acordaron celebrar un partido en su honor en el Camp Nou que acogió 60.000 personas para rendirle homenaje, justo el día que tuvo lugar el asalto al Banco Central, circunstancia que provocó la ausencia de Jordi Pujol, entonces presidente de la Generalitat quien, no obstante, encontró un hueco para contactar telefónicamente con el alicantino y disculpar su ausencia: «Lo siento, me hubiera gustado estar con usted, pero entenderá con lo tengo aquí montado....», se justificó el el President.

Tras su periplo en el Puebla, pasó a otro club de México, el CF Oaxtepec, donde colgó las botas debido a una hernia discal que adelantó su retirada a los 33 años..

De regreso a la Ciudad Condal, Asensi se convirtió en técnico de las categorías inferiores del Barça, en concreto a los sub-19, donde batió récords con un equipo integrado por jugadores como Arnau, Iván de la Peña y Roger, entre otros. En esa época creó junto a Torres, Rife´ y Rexach una escuela de fútbol (TARR), que llegó a acoger mil quinientos alumnos.

En 2001 decidió volver a su tierra, Alicante, tras aceptar una oferta para dirigir el Orihuela. La aventura duró poco por discrepancias con la directiva oriolana y decidió dar carpetazo a su vínculo con el fútbol profesional desde el banquillo.

Apartado del fútbol, asumió la función de delegado en la zona de Alicante de una empresa de montajes deportivos propiedad de su amigo y ex compañero en el Barça Rifé. Más tarde, patentó el «futgolf», un nueva modalidad que combina fútbol y golf y que en la actualidad promociona a través de una sociedad creada para organizar eventos deportivos.

Y ahora, su objetivo es el Alicante Club de Fútbol, al que aspira a dirigir junto a su hermano José si los socios depositan su confianza en su candidatura.