El deporte valenciano vivió ayer una gran alegría y un gran drama en un mismo recinto: el tatami de Chelyabinsk, en la Rusia profunda. Allí, y con el campeonato del Europa de telón de fondo, Ana Carrascosa y Laura Gómez se jugaron la única plaza disponible para los Juegos Olímpicos. Aunque ambas estén entre las diez mejores del mundo, la normativa indica que sólo puede participar un judoca por país y peso. Y las plazas se adjudican de acuerdo con un baremo de puntos, en el que cuentan los dos últimos años. Es casi imposible que, con la cantidad de variables que se aplican, dos deportistas de un país lleguen al último momento con una cantidad similar de puntos. Y que sean de una misma ciudad aún es más increíble. Pero ayer ocurrió.

Después de meses y meses de absoluta igualdad, las coordenadas estaban claras: Laura Gómez necesitaba quedar un puesto por encima de la competidora de Judokan Valencia si quería voltear la clasificación mundial.

El desenlace es digno de la más dramática de las películas. Tras varias victorias en la fase previa, ambas perdieron los combates de semifinal y tenían que luchar por el bronce contra las competidoras que venían de la repesca.

Salieron a la pista en tatamis contigüos y a la misma hora. Ana Carrascosa, mermada desde hacía cinco días por una lesión, perdió su combate. No podía hacer más. Estaba reventada. Laura necesitaba ganar a su rival alemana.

A los nueve segundos, la del Valencia Club de Judo se golpea la cabeza y queda mareada. Se recupera y cobra una ventaja sólida sobre la contraria. Domina el duelo. Sabe, o debe saber, que Carrascosa ha perdido. Cuando falta poco más de un minuto hace una técnica -un derribo con dislocación de codo- que deja frita a la teutona. Los árbitros se reúnen, el principal la mira fijamente y le señala lo irremediable: pérdida del combate por "juego peligroso".

Laura no se lo cree. Pide explicaciones. No da la mano a la rival. Se queda sola en el tatami. Al cabo de unos segundos se marcha llorando amargamente. Inconsolable. Sabe que se ha acabado el sueño olímpico.

Ambas concluyen el logaritmo con 740 puntos. Ahora es la Federación Española la que tiene que decidir cual de las dos acude, pero el criterio ya está adoptado de antemano: en el improbable caso de empate (que ya no es improbable, sino real), priman los resultados en los campeonatos del mundo. Y ahí, Carrascosa es la mejor.

Ana regresará a una cita olímpica, esa que le adeuda una medalla, la que una luxación de hombro le arrebató en Pekín de forma tan dramática como lo vivido ayer en Rusia. Será, casi con toda seguridad, el remate a su carrera deportiva a los 32 años.

Isabel Fernández tampoco va

El europeo de judo también era la última oportunidad para Isabel Fernández. La abanderada y dos veces medallista olímpica necesitaba un milagro, frustrado en el primer combate.