Una acción talentosa en el último suspiro entre Banega, Canales y un Jonas de nuevo salvador sirvió para que el Valencia conquistase tres valiosísimos puntos en Granada, superándolo todo: una velada de fútbol espeso, sus limitaciones defensivas para mantener la puerta a cero o la tóxica desestabilización de la última polémica de Adil Rami. No se recordará como una victoria brillante, pero sí muy necesaria para cicatrizar una honda crisis que amenazaba con tumbar un proyecto que y no es poco recupera estabilidad.

Con una equipación exótica, (camiseta y pantalón blancos, medias y dorsales naranjas), al Valencia se le vio con el aceptable nivel de actitud que mostró contra el Sevilla, presionando y metiendo la pierna al rival. El dominio de la pelota fue, sin embargo, mucho más impreciso. Con el balón en los pies al Valencia le costó mucho esfuerzo imponerse, más allá de la actividad que se veía por la banda izquierda con Pabón y las subidas de Guardado, en medio de las constantes faltas y tarjetas que restaban ritmo al juego. El colombiano va ganando en confianza y en compenetración con sus compañeros, y se ven lentamente más destellos de su potencial real. A los 7 minutos no llegó por muy poco a un pase al espacio que le había lanzado Fede, después de tirar bien el desmarque.

Escaso bagaje para un Valencia que en defensa, pese a no encajar ningún gol en la primera mitad, transmitió bastante inseguridad. El Granada, con un fútbol más físico, encerró a los de Djukic con envíos a balón parado. La zaga valencianista no ganaba ningún duelo por alto, ni en los saques de esquina ni en los centros laterales, en los que Alves no se muestra lo suficientemente contundente. Las pocas ocasiones claras en el primer acto fueron para el Granada, dirigido por Buonanotte. El exmediapunta de River Plate, uno de los futbolistas de menor estatura de la Liga, remató con comodidad de cabeza en la primera aproximación local. Mathieu tuvo que cortar un envío a El Arabi de Michel Pereira, que había ganado en velocidad a Guardado en la banda. Hasta Banega, poco lúcido en la creación, se empleó en defensa para abortar una entrada muy peligrosa de Brahimi. El Valencia, con menos músculo, perdía la batalla física y Jonas volvía a ganarse otra tarjeta tempranera por devolver de malos modos una entrada previa de un rival.

Se intuyó algo más de velocidad en la conducción del fútbol visitante en el inicio de la segunda parte. Banega la tocaba de primeras y los movimientos del equipo aparentaban más fluidez. Guardado, despistado en defensa pero más incisivo en ataque, tuvo la mejor ocasión, con un disparo lejano despejado de puños por Roberto. Pabón continuaba cayendo a la frontal en diagonales para buscar disparos con la derecha, pero también comenzaba a acumular cansancio y no llegaba a controlar varios balones en velocidad. Por la otra banda, Fede no tenía la efervescencia de su exhibición contra el Sevilla, por lo que Djukic prefirió refrescar los extremos con Bernat y Feghouli y retirar a un desasistido Postiga por Canales y adelantar a Jonas. Tal vez por la fatiga, el partido se abrió en los últimos minutos. Alves le aguantó un mano a mano a Brahimi y el Valencia, con más ideas tras los cambios, contó con jugadas de estrategia. Con el tiempo casi cumplido, Banega parió el último ataque con una rápida conducción y pase en profundidad a Canales, cuyo centro superó a Roberto y fue empujado casi sin querer por Jonas. La pelota entró suave, como una caricia. Así saben tres puntos llenos de estabilidad.