Conquistar el título de MotoGP es alcanzar la cima del motociclismo y una de las mayores gestas del deporte. A pesar de la grandeza de lo conseguido, Marc Márquez se tuvo que moderar en la celebración. Ayer a mediodía ya estaba otra vez en Cheste, atendiendo a los medios y preparando su entrenamiento de hoy con la moto de 2014. El piloto de Cervera tuvo que acudir el domingo a la aburrida gala de la FIM y hasta las 22:30 no se pudo ir a cenar con todo su equipo para celebrarlo. Acabaron la noche en una conocida discoteca de Pinedo, donde la familia del Mundial se había reunido para el final de fiesta del campeonato. Coincidió con Pedrosa y Lorenzo, entre otros pilotos, pero no compartieron la pista de baile. Se oyeron gritos de «campeones, campeones» y muchas risas, pero sin llegar al «despiporre». El de Lleida se levantó ayer con aparente buen aspecto.

«La cabeza está bien, no me duele?», dijo para aclarar que lo pasaron bien, pero que no se excedieron. «Poca cosa, fue una fiesta moderada porque hoy por ayer le tocaba trabajar sobre todo a los mecánicos aquí y yo me tengo que subir mañana por hoy a la moto. Bueno, fue una fiesta divertida, afeitamos unas cuentas cabezas, hicimos un poco de todo?», explicaba a los periodistas al día siguiente de convertirse en el campeón del mundo más joven de la historia de MotoGP. ¿Qué bebiste?, le preguntó un periodista. «Red Bull», dijo entre risas, la marca de bebidas energéticas que le patrocina.

Debido a los entrenamientos programados hasta mañana, Márquez no podrá celebrar su título con sus paisanos hasta el próximo sábado: «Está claro que las celebraciones en caliente son mejores, pero bueno podremos hacerlo el sábado en Cervera con todos mis paisanos y también será muy bonito. También me apetecía mucho subirme a la nueva moto y volver a juntarme con mi equipo de siempre».

De los miles de mensajes que ha recibido, el campeón dice que los más especiales fueron los de sus amigos y familiares: «Aún no he tenido tiempo de ver todas las felicitaciones en el móvil. En twitter también me han felicitado muchas personas, muchas famosas. Ha sido increíble. Las que más me gustan son las de la gente que tienes cerca, porque son más caseras, más cercanas».

Cuestionado sobre si su perenne sonrisa es su marca, su gran valor añadido, el catalán explicó que sin ella, no sería tan bueno. «Siempre intento hacer las cosas con alegría y he visto que cuando te diviertes y disfrutas es cuando las cosas salen bien y vas más rápido en la moto», explicó a los periodistas, cómo no, con una enorme sonrisa.