El presidente del Valencia, Amadeo Salvo, terminó la junta con una frase rotunda: «Es un acto de deslealtad absoluta a un cliente en medio de una junta de accionistas». Antes el dirigente se negó rotundamente a que Bankia tenga la potestad para traspasar el club. Un derecho que tampoco tiene la Generalitat Valenciana. Pertenece única y exclusivamente al Valencia „aunque en realidad se refería a la Fundación, el máximo accionista con el 70,4 por ciento de los títulos„. «Bankia no puede vender el Valencia. El comunicado dice que no acepta la refinanciación. Está en su derecho porque ha habido problemas con el aval. Pero puede ceder el crédito, la deuda, pero no puede vender el Valencia. Yo defenderé al Valencia por encima de todo», dijo con el torno firme, a lo que respondió el público con una ovación de complicidad.

Aún así, la palabra «venta» ya dejó ser un tabú para los gestores de la sociedad de Mestalla. No había miedo en reconocer que es una puerta cada día más abierta, vista las evidentes dificultades para refinanciar la deuda del club con Bankia. Primero fue el dirigente del a Fundación, Aurelio Martínez, y ayer el del Valencia, Amadeo Salvo, el que varió su discurso inicial en la Junta General de Accionistas de ayer. Primero había reconocido que la venta del club es una de las dos opciones que hay abiertas, una idea que tanto él como el presidente de la Fundación, Aurelio Martínez, rechazaban absolutamente cuando aterrizaron en la Avenida de Suecia. Hubo más sorpresas en sus intervenciones ante los accionistas en la Junta. Salvo aseguró ayer que el Valencia necesita jugar la Liga de Campeones para evitar un desfase en la tesorería de 40,5 millones, así como que la venta de futbolistas es necesaria para sostener la economía del club.

«Hay dos opciones abiertas» para salvar al club: «la refinanciación, que es lo que queremos y por lo que hemos estado trabajando, y la venta», expresó el presidente. Una venta que sólo se materializaría en caso de que alguien pusiera sobre la mesa 250 millones de euros y se presente en Valencia con varios requisitos: Liquidar la deuda, formar un «equipo campeón», no venir con intereses inmobiliarios y comprometerse a dejar volver a gente valenciana al consejo de administración en un futuro. «La solución no es vender las acciones, sino dejar la deuda liquidada y hacer un equipo grande. Eso sería vender bien el Valencia», aseguró el dirigente, aun ajeno a las informaciones que llegaron desde Bankia.

Respecto as la financiación de los préstamos con Bankia, el presidente siguió la linea de Aurelio Martínez y le echó un pulso al banco. «Siempre se habla de una solución pactada y quien diga lo contrario, miente». «La opción de vender no lo va a decidir Bankia ni la Generalitat, sino los que estamos aquí y los 35.000 que faltan. Hasta que un juez no diga otra cosa, las acciones son nuestras», añadió.

A vueltas con la VISA

Jugar la Champions es hoy una necesidad para equilibrar las cuentas del club, pero más importante es la venta de futbolistas, una solución que posiblemente no iba a poder realizarse el próximo verano. «Hemos vendido al Tino Costa y a Soldado. El año que viene quizá sea más complicado vender jugadores», subrayó Salvo, en lo que es un grito de socorro sobre la financiación a corto plazo del Valencia. Un síntoma más de la precariedad situación del club y que ha dado paso a una decisión de Bankia que ayer no pilló a muchos por sorpresa. Los accionistas no reprocharon nada, eso sí, a Salvo, que se ganó a la gente cuando comparó sus gastos con los de Llorente. «Yo sólo uso la VISA cuando voy de viaje por el Valencia, al que le dedico muchas horas», aseguró el presidente.