Russell Crowe no se olvida del Leeds

Para saber que el Leeds United es un grande europeo sólo hay que preguntar a los aficionados del Valencia. Los más jóvenes tienen fresca en la memoria la histórica semifinal de Champions de 2001. La resistencia en Elland Road y la gran noche de Juan Sánchez en la vuelta que dio el pase a Milán. Los más veteranos recordarán las dos capitulaciones en Copa de Ferias en los años 60, contra un conjunto duro como el pedernal liderado por Billy Bremner, un cabecilla con alma de justiciero, proyección sobre el campo del entrenador Don Revie. Ambos continuaban todavía en los «Dirties Leeds» a inicios de los 70, cuando un niño neozelandés llamado Russell Crowe no se perdía ningún resumen de la jornada de fútbol inglesa en la BBC junto a su hermano Terry, que tenía como conjunto favorito al Liverpool. El oscarizado actor de Gladiator se desvivía por el impetuoso fútbol del Leeds campeón de Liga de 1974. Pero el presente de los whites, inmersos en unas de sus cíclicas decadencias, es preocupante. El equipo está en Segunda división, bloqueado en la zona media, con deudas y con su propietario, el excéntrico empresario italiano Massimo Cellino, condenado en su país por evasión de impuestos e inhabilitado por las autoridades inglesas. La situación es tan crítica que un aficionado del Leeds suplicó en Twitter a Crowe que interviniese para comprar el club. Para sorpresa general, el actor no sólo contestó, sino que además preguntó a sus más de millón y medio de seguidores: «¿A alguien más le parece una buena idea?». Crowe, que nunca ha dejado de seguir al Leeds, ha empezado a movilizarse para tratar de comprar la entidad, siempre que los hinchas vean con buenos ojos su entrada. El artista ya tiene experiencias directivas en clubes de élite, al ser el copropietario del South Sydney Rabbitohs de la Liga Nacional de Rugby australiana. De repetirse algún día una semifinal europea, ¿veremos a Crowe en Mestalla?