A pesar de que La Roja comenzó con dos delanteros buscando el gol ante Inglaterra, quien tiene un idilio con él es lateral, milita en el Villarreal CF y se llama Mario Gaspar. Es un recién llegado a la selección absoluta, no le ha dado ni tiempo de quitarse la «L» de novel, pero lo suyo es digno de estudio: dos partidos y dos goles. Su tanto valió para desatascar un partido que le valió al seleccionador para experimentar con dos arietes desde el principio, sin verse obligado por un mal resultado, pero al final quien fue clave acabó siendo un lateral. Ya con el partido encarrilado, Cazorla lo sentenció con un ajustado disparo, mostrando las credenciales para ir a la Eurocopa a por todas.

Con la intención de trabajar alternativas de juego para cuando llegue la hora de la verdad, Del Bosque juntó a Paco Alcácer con Diego Costa en ataque. Abiertos en tareas defensivas, no es ningún descubrimiento afirmar que el gol está más cerca del valenciano que del hispano-brasileño. Habría que analizar las «obligaciones» selladas de palabra cuando se le convenció para que no eligiera Brasil. Visto lo visto, ver a la Roja con dos arietes sigue chirriando. No siempre la acumulación de hombres significa tener más ocasiones de gol, a veces hasta puede ser contraproducente y crear una congestión perjudicial.

Siempre se dice que desde atrás el fútbol se observa mejor, al ir siempre de frente, y eso es lo que hizo Gerard Piqué cuando vio una autopista por el carril central. Ajeno a los pitos de la grada, da igual el punto geográfico que se elija para jugar porque van a sonar siempre, se anticipó para recuperar un balón, y al ver que se acercaba al área sin encontrar oposición no dudó en armar un potente disparo con la diestra que si no lo desvía un jugador inglés, abría inaugurado el marcador. No debe ser fácil abstraerse pero en Gerard, hay dos realidades: a día de hoy nadie es capaz de cuestionar su titularidad en La Roja, y tiene personalidad más que suficiente para jugar en cualquier escenario a pesar del poco cariño de la grada aunque actúe como local.

Al margen del sistema, el ADN de la selección no varía. Con un excelente Busquets, Iniesta y Thiago „hasta que se retiró lesionado„ eran las cabezas pensantes de un grupo fiel a su estilo. Inglaterra demostró por qué ganó todos sus partidos en el camino hacia la Eurocopa de Francia, bien armada sobre el césped, pero tímido, de ahí que se replegó en su campo a la espera de un contragolpe. Eran conscientes que la Roja iba a tener ocasiones, pero bajo control, limitándose a disparos lejanos, como el de Paco Alcácer que cruzó en exceso el esférico, o una volea de Busquets que se acercó al palo. El plan diseñado por Hodgson funcionaba solo a medias, ya que Hart no tuvo que intervenir en el primer tiempo, como tampoco Casillas, con su elástica amarilla chillona „algo que no hubiera permitido el supersticioso Luis Aragonés„ impoluta ya que solo en el tramo final trataron de retarle desde larga distancia sin éxito.

Cuando se tiene un patrón de juego tan marcado es más difícil sorprender al rival, sobre todo si no aparece una genialidad individual. Del Bosque, a quien consideran un excelente gestor de grupos, también es competitivo como refleja su currículo, y al ver que la prueba de los dos arietes no funcionaba, optó por reemplazar a Diego Costa por Mata, dejando al valencianista Alcácer como referencia. Quería ganar, no solo ver cómo el campo siempre se inclinaba a su favor sin alterar el marcador. Jordi Alba buscó sorprender a Hart tras una excelente incorporación, pero el meta inglés tapó bien los huecos. Suena extraño apuntar que por momentos el juego de la Roja llega a aburrir si no dotan de velocidad a la circulación de balón. Y tras un aviso de Kane, llegó la genialidad de la noche.

Hay situaciones en el fútbol inesperadas, sorprendentes, idilios que comienzan sin saber muy bien por qué y que se prolongan en el tiempo. Pues bien, Mario debutó con la Roja en Ucrania, y marcó. Anoche, en su segunda internacionalidad, el lateral del Villarreal volvió a marcar. A conciencia, el futbolista se marchó al ataque y cuando vio cómo el balón largo cogía altura, no dudó en volar para rematar con una acrobacia que le valió a La Roja la victoria. Luego llegó un ajustado disparo de Cazorla con el que se cerró un partido que no dio lugar a la sorpresa y que finalizó con amago de tangana, rápidamente apaciguada. Solo con el 2-0, Inglaterra mostró sus uñas y ahí fue cuando apareció Casillas para realizar una excelente parada a Kane y dejar su portería a cero en una noche de récord, ya que fue su partido número 100 sin encajar con La Roja.