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El copbol, un deporte valenciano con 19 años de vida

La esencia del espíritu de equipo

No es un deporte olímpico, de momento, pero progresa a la velocidad de la luz. El colpbol (golpe de balón en castellano), nació en Valencia en 1997 con un función educativa y lúdica

La esencia del espíritu de equipo

Con 19 años de vida, el colpbol avanza entre los deportes mayoritarios con la fuerza de una manada de búfalos. Lo tiene todo para ser una especialidad en continuo crecimiento. La afirmación es literal. No es necesario dedicarle falsos elogios a un deporte que extrapola el ámbito competitivo, la madre del cordero de todos las disciplinas. El colpbol equilibra las habilidades de sus practicantes, fomenta como ninguno la igualdad de género y, además, divierte. «En su momento, vi que era un deporte que podía suplir las carencias de los deportes tradicionales cuando los aplicaba con mis alumnos. Efectivamente, conseguimos crear una alternativa que dio como resultado un deporte de equipo total que mitiga las problemáticas del resto», explica orgulloso su creador, Juanjo Bendicho.

El invento, efectivamente, resultó un éxito. Cualquiera que haya visitado Expojove, sabe de que estamos hablando. Los niños descuidan otras actividades porque quieren jugar al colpbol, un deporte que recoge lo mejor de otras modalidades (del fútbol sala y el balonmano en su concepción, y del voleibol y de la pilota en el aspecto técnico). Se juega con la mano y cada jugador sólo puede dar un golpe, con el fin de meter la pelota en la portería contraria. He ahí uno de sus grandes secretos. «Es totalmente igualitario, ya que el individualismo queda limitado, cosa que no ocurre en los otros deportes. El concepto colectivo está siempre por encima, ya que hasta el más dotado necesita al compañero para avanzar hacia el campo contrario», detalla Bendicho.

El colpbol, con denominación de origen valenciana, está concebido desde el prisma educativo. «Rompe con esa problemática de que los que no son tan buenos abandonan la disciplina. Golpear con criterio la pelota con la mano no es un acto complejo, así que se retroalimenta el éxito del jugador y, por tanto, la autoestima», explica su fundador.

La excelencia del colpbol supone un avance en otros frentes. La igualdad de género, por ejemplo, ya que se concibió como un deporte obligatoriamente mixto. Un paso adelante que se refleja en los datos: hoy es la especialidad con más jugadores en los Jocs Esportius, donde es un deporte consolidado. Es lógico: más allá de sus bondades pedagógicas, de su exaltación del espíritu colectivo, tiene los alicientes del entretenimiento. El juego es fluido y dinámico. Por eso no para de crecer. Todos quieren repetir.

Su rápida implantación en los juegos escolares (con más de 4.000 practicantes) y su expansión por el resto de España, no fue pasada por alto por el Gobierno. En 2011, el Ministerio de Educación le dio el premio a la Innovación Educativa. Un espaldarazo para un deporte que crece en todos los ámbitos. Se celebran torneos para adultos de forma regular. Como otras modalidades, su adaptación a la playa ha resultado ser un éxito. «Al colpbol sólo le falta, ahora, un poco más de impulso parte de las administraciones», sentencia Bendicho.

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