A estas horas la selección más peligrosa del mundo es la de Argentina. No se sostiene por ningún lado, pero tal es su tensión atmosférica que necesita descargar. Y cuando suceda lo hará violentamente. Argentina es la evolución de todas las cosas. La tendrían que exponer (más todavía) en una urna para que la civilización se viera frente al espejo, a la manera en la que exponen a una comunidad de bichitos para ver cómo crecen y van deglutiendo hasta zamparse unos a otros.
Argentina es un capítulo de Black Mirror, Argentina es un meme andante. Pareciera que para seguir adelante necesitara lío, requiriera retroalimentarse de carnaza. Qué selección tan contemporánea, ejemplo de un mundo de histeria en el que no se trata tanto de ganar como de epatar.
Cementerio de canelones, aborto de ballena, cogollo de abono sin cuello Juegan para Twitter. Plastas. Solo por no tener que seguir con ese incómodo acto de transmitir los partidos de Argentina a través de los insultos de sus hinchas, vamos a tener que desear que ganen de una vez. Sería la mejor forma de desactivarlos. ¿Cómo quieres acabar con Argentina? Haz que ganen.
Recuerdo, en la era del protointernet valencianista cómo una web bien bella se dedicaba a trazar los puntos de contacto entre el valencianismo y el argentinismo, tras una cabecera con Kempes, Piojo y Aimar. No intuía que la otra correlación entre ´chés´ tenía que ver con el gusto por el barroquismo emocional, esa tendencia al drama. Y también con Enzo Pérez, un buen futbolista, garantía letal de descalabro mutuo.
Ha llegado a un punto la Argentina que su equipo se siente con la obligación de tener que dar que hablar, como si en lugar de estar Maradona mirándoles, fueran ellos los que miran a Maradona para verle el gesto y darle más calentura, en pleno juego de la patata caliente. Maradona resiste de momento los envites, pero Argentina promete seguir poniéndole a prueba hasta la explosión final.
El reality en el que Simeone envía audios traspapelados. Si pones el audio del revés, se escucha a Simeone preguntarse si él sería capaz de hacer que Argentina dejara de insultarse, cayendo en la trampa de las tentaciones envenenadas.
Argentina es un poco la vida de todos nosotros. Por eso queremos que gane, esto es, que pierda.
