España vivió una tormenta emocional anoche en Kaliningrado, al norte de Rusia y a 15 grados de temperatura. En un minuto, ya en el descuento, pasó de estar al borde de la eliminación a quedar primera de grupo y enfrentarse el domingo a Rusia en Moscú (16.00). Le favoreció la tecnología por partida doble. En su propio campo, cuando el VAR rectificó al juez de línea y dio validez a un gol de espuela de Iago Aspas convertido al borde del fuera de juego. Y en el otro partido, cuando determinó un penalti a favor de Irán que permitía a La Roja arrebatarle la primera plaza a Portugal.

Una falta de entendimiento entre Iniesta y Ramos en el centro del campo, sin decidirse quién quería el balón, lo aprovechó Boutaib para arrancar, cabalgar 40 metros y batir con la zurda por debajo de las piernas a De Gea.

El Mago Iniesta no podía irse así de un Mundial. Los genios siempre responden. Tardó cinco minutos en resarcirse. Buscó la complicidad de Isco y la triangulación de Diego Costa, que abrió a la izquierda. Entró Iniesta en la jugada que ha repetido miles de veces en su carrera: se filtró por el carril del 10 hasta la línea de fondo y su centro raso atrás dejó solo a Isco. El mediocampista malagueño solo hubo de levantar la pelota por encima del meta Monir.

Marrueco entendió que podía dar la cara a la contra. De un saque de banda en el lateral izquierdo de la medular se encontró otra vez con Boutaib en un mano a mano con De Gea. El portero, por fin, metió el cuerpo como pantalla para repeler la pelota.

Muy escorada a la izquierda

España se escoró mucho en ataque su lado izquierdo, donde Iniesta, Isco y Jordi Alba jugaron con su clase habitual. En el otro lado no hubo tanta fluidez. Ni Carvajal ni David Silva han llegado, por distintos motivos, en el mejor estado.

Marruecos, ya eliminada, se empleó con dureza y sobre todo Amrabat, a quien el árbitro perdonó la segunda amarilla tras una fea entrada a Busquets.

Poco después de llegar noticias del gol de Portugal, el típico tiro combado con el exterior del pie derecho de Quaresma, Iniesta frotó otra vez la lámpara: primero con un regate cambiándose la pelota de pie, de derecha a izquierda, y después con la internada y el centro al que no llegó de lleno Diego Costa.

La defensa española siguió siendo un flan en el segundo tiempo. Carvajal metió en un lío a Piqué, que paró el balón con la mano. El árbitro, pese a las protestas marroquíes, lo pasó por alto. El nerviosismo de los primeros partidos de de Gea se ha contagiado a toda la defensa. Amrabat envió un trallazo con el exterior a la cuceta y España entró en pánico.

Iago y Rodrigo reactivan el juego

Dos cabezazos reactivaron a La Roja. El primero de Isco lo salvó Saiss bajo palos. El segundo de Piqué se marchó rozando el poste izquierdo. Fernando Hierro quiso darle un impulso a la selección con Marco Asensio y Iago Aspas.

En Nesyri volvió a dejar en evidencia a la selección con un cabezazo por la escuadra a centro de córner. Se impuso a Sergio Ramos. Cundía el pesimismo cuando Hierro acudió a Rodrigo, que agitó el ataque con Iago Aspas y entre ambos prepararon el empate. De un córner forzado por Rodrigo llegó la jugada decisiva. Lo sacó en córner España y el centro de Carvajal lo tocó de tacón Iago Aspas. La genialidad y la chispa del gallego, así como la templanza de Rodrigo, fueron cruciales para esta España tan frágil en defensa.