Liderada por el futbolista del Valencia CF Ferran Torres, la selección española sub-19 levantó ayer la Eurocopa de la categoría y confirmó lo que todo el mundo ya debe de saber: el fútbol español presenta una de las canteras más prometedoras de su historia, que no es poco teniendo en cuenta toda la gloria que vivimos entre 2008 y 2012. Los chavales de la sub-19 son campeones igual que lo hizo, hace unas semanas, la sub-21. Dos equipos llenos de futbolistas sublimes y con un juego táctico superlativo. Nadie gestiona hoy mejor los conceptos del juego que las escuelas españolas. En cualquier cantera de mediana entidad hay un patrón de juego codiciado en el resto del mundo.

Los valencianistas Hugo Guillamón y, sobre todo, Ferran (sin acento, no como indicaba su nombre sobre el dorsal) fueron decisivos en la efectiva victoria de España. Ferran venía de una temporada inestable, con dificultades para recordar el jugadorazo que lleva dentro. El chaval de Foios, al igual que le ocurrió a Kang In Lee en el Mundial sub-20, se ha reactivado en el torneo de selecciones. Marcó el gol decisivo de penalti ante Francia, en semifinales, y ayer se presentó a la final reforzado para ser una pieza clave. Ferran se situó en la derecha, su posición natural, allí donde más minutos y mejor rinde en el Valencia CF. Mostró sensación de peligro desde el principio, hasta que la pelota le cayó en el corazón del área, al borde del descanso, y la empaló con la izquierda al centro de la portería. Ferran se besó el escudo, consciente de la trascendencia de la camiseta que defiende, del fútbol al que representa, más allá de temas sentimentales.

La segunda mitad acababa de comenzar cuando Ferran volvió a presentarse en el lugar perfecto. En la posición de «9», como en el primer gol, recibió la pelota, se la acomodó y, otra vez con la zurda, la colocó en el centro de la portería, ante la mirada resignada del portero de Portugal. Nada resta méritos a los goles de Ferran, a la victoria de España, pero sería injusto obviar las limitaciones del guardameta portugués. Un amiguito.

El fútbol de los chavales de la Rojita maduró con el paso de los minutos. A partir del segundo tanto, los rasgos del fútbol español quedaron perfectamente definidos: el uso masivo del balón, la búsqueda de los extremos, la paciencia, la producción de oportunidades a través de la sutileza... Hacia ese costado se inclinó hace mucho tiempo el fútbol español, después del paso decisivo de Luis Aragonés, el hombre que de alguna manera cambió el concepto. El concepto que maman todos los niños de cualquier escuela de cualquier barrio o pueblo de España.

Ferran fue elegido mejor futbolista del torneo. Lo mismo que consiguió Kang In Lee en el Mundial sub-20 el pasado mes. Por si alguien lo había olvidado, el Valencia CF tiene a dos perlas que se han multiplicado su valor este verano.