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Entrevista

Alberto Undiano Mallenco: "Preciado me decía: 'Perdona si me he puesto nervioso, eh, ya sabes cómo soy'"

Undiano Mallenco recuerda a Valerón como el futbolista más respetuoso que ha pitado y valora el talante de Parejo

Alberto Undiano Mallenco: "Preciado me decía: 'Perdona si me he puesto nervioso, eh, ya sabes cómo soy'"

P Iturralde dijo sobre usted que se marchaba el último de los grandes del viejo arbitraje.

R Sólo puedo decir que hay que dejar paso a los más jóvenes, que vienen mejor preparados. En esta vida nadie es indispensable. La vida, el fútbol, sigue adelante.

P La vida y el fútbol. Aúna los dos conceptos.

R El arbitraje ha sido mi vida. He sacrificado muchas vivencias familiares, pero también me ha dado muchas cosas. Una de las que más orgulloso estoy es que me ha formado como persona. Con 15 o 16 años, el árbitro ya tienes ya mucha responsabilidades: tomar decisiones, los viajes, soportar ambientes hostiles.

P Licenciado en Sociología y Ciencias Políticas. Sin diplomacia, ¿se puede ser un buen árbitro?

R Ser árbitro es la suma de muchas cosas. Más allá de conocer las reglas, has de entender el espíritu del juego. Y, por supuesto, uno ha de tener la habilidad de saber comunicarse, de saber en qué momento del partido has de tener mano izquierda o ser más estricto. Desde fuera es una cosa y desde dentro, otra muy distinta. En realidad, es más sencillo de lo que parece.

P ¿Undiano fue un futbolista frustrado?

R No era malo, ¡eh! no era malo. Depende de cómo pongas el listón. No era top, pero disfrutaba. Todo lo que has jugado sirve para entender a los futbolistas.

P En los últimos 20 años ha vivido la explosión del fútbol moderno. ¿Qué le ha llamado más la atención?

R Que todo se hace mucho más rápido. Ves un partido de antes, cuando yo empezaba, y no tiene nada que ver. El futbolista antes paraba la pelota, ahora todos hacen controles orientados, el juego va a mucha velocidad. Antes de recibir, ya sabe lo que va a hacer, la controla y se va. Es increíble. O te la manda a la otra banda en un segundo. Los árbitros nos hemos tenido que adaptar a eso, lo que llamamos 'adelantarse a futuro'.

P El futbolista, ¿es más educado que hace 20 años?

R Es más correcto, hoy en día hay más diálogo y más fair-play. Hay momentos puntuales de nervios, pero yo me llevo el recuerdo de que el futbolista acaba creyendo en ti.

P 'Undiano, ponte la L, Undiano ponte la L', le cantaba el público cuando se estrenó en Primera. ¿Le impresionaba pitar a las estrellas del fútbol?

R (Se ríe). Tenía 26 años y algunos futbolistas me miraban y se decían 'pero qué hace este chaval aquí'. Llevaba arbitrando muchos años y los veía como chicos jóvenes, normales.

P ¿Qué futbolistas le han dado más guerra?

R Siempre he dicho que de los 11 jugadores que salen titulares siempre hay 1 o 2 que dan más guerra y otros 2 en los que te puedes apoyar. Recuerdo al principio como Karpin o Mostovói, en el Celta, me venían uno por cada lado para presionarme.

P ¿Alguien que le haya dejado huella por su buen comportamiento?

R Sí, uno, Valerón. Cualquier árbitro puede hablar maravillas de él. Apenas fue amonestado. Pedía perdón al jugador y al árbitro si hacía una falta. Un tipo muy bondadoso, sin duda, al que daba gusto pitar.

P Vamos con los entrenadores, por favor.

R Su comportamiento también ha mejorado mucho. Me quedaría con muchos, pero hay uno con el que me quedo especialmente.

P Soy todo oídos.

R Desafortunadamente, ya no está con nosotros: Manolo Preciado. Era una persona impulsiva en el campo y había enfrentamientos con él a menudo. Pero en el momento que terminaba el partido venía y pedía disculpas. Siempre lo hacía. «Undiano, perdona si me he puesto nervioso en algún momento, ¡eh!, pero ya sabes cómo soy», me decía. Y, pasase lo que pasase, jamás te criticaba en una rueda de prensa. Era un tío entrañable.

P ¿El capitán es siempre un buen interlocutor?

R Sí, porque es el que tiene fuerza en el grupo, experiencia, y es bueno para comunicar. Por algo es el capitán, claro.

P ¿Qué concepto tiene de Parejo?

R Muy bueno. A Dani lo conozco mucho porque lo he arbitrado muchos años y tengo una excelente relación con él. Aunque hemos discutido alguna vez en el campo, como es normal. Es un buen capitán para dialogar, sin duda.

P Arbitró en un mundial (Sudáfrica) y en la Champions. ¿Cuál es el partido más bonito de pitar?

R El mejor partido que recuerdo son muchos, pero la final de Copa del Rey es un partido especial (ha dirigido 3). Ojalá todos tuvieran las oportunidad de pitar una final, es la fiesta del fútbol español. El perfil del aficionado es distinto, hay familias enteras, todos van a animar en un ambiente festivo. Los llenazos son impresionantes, pasas por el palco...

P Su despedida hecha a medida, entonces, con el Valencia CF-Barça de mayo pasado en Sevilla.

R Fue una fiesta y recuerdo que no hubo situaciones complicadas para mí.

P ¿Le llamó la atención el Valencia CF?

R Bueno, fue un partido muy competido y sé que unos terminaron más contentos que otros (sonríe). Al árbitro le da igual quién gane. Lo que nos importa son otras cosas.

P Dijo una vez que es más difícil pitar un partido de regional que uno de élite.

R Mucho más. Cuanto más alta es la categoría, el futbol es más previsible, hay menos contacto, todo se ve venir mejor.

P ¿Ha vivido alguna situación peligrosa?

R No. Como ascendí rápido de categorías... Hubo partidos más calientes que otros, pero no viví ninguna sensación de peligro. En España, cada jornada hay miles de partidos y en la mayoría no pasa nada, lo que no quiere decir que los árbitros no lo pasen mal.

P ¿Qué consejo le da a los árbitros jovencitos del fútbol base?

R Tengo un hijo que juega en alevines y sé lo que hay. En general, el comportamiento de los padres es bueno. De 100 personas 1 o 2 se portan mal. A los árbitros les digo que pitar puede ser maravilloso, que puede salir mal pero que el arbitraje da más que quita. Y a los padres que insultan, pues que sepan que el árbitro podría ser su hijo y que está haciendo un esfuerzo por pitar lo lo mejor posible.

P El poder intimidatorio de Mestalla para el equipo rival, ¿es cierto o es un mito?

R Es uno de los estadios con más ambiente porque el público está muy encima. Pero en España todos los campos se llenan. Eso es maravilloso.

P ¿Aún le para alguien por la calle para decirle cosas como 'Undiano, te equivocaste en aquella jugada'?

R Sí, y alguno piensa que sigo arbitrando. La gente me recuerda algunos partidos, pero como no pitamos al equipo de nuestra ciudad son más bien pocos los que me paran por Pamplona. El fútbol es pasión y lo sabemos. Yo no me enfado por eso.

P ¿Le han aplaudido alguna vez?

R No es lo normal, pero alguna vez sí me han felicitado. Llena mucho cuando te felicitan los jugadores de los dos equipos. Lo más sorprendente que me ha pasado es el recibimiento del público en la final de la Copa de Armenia, el año pasado. Coreaban 'Undiaaano, Undiaaano' y yo estaba alucinando. A mí no me gusta hacerme fotos con aficionados, porque llevan la camiseta de un equipo, pero ese día fue inevitable.

P ¿Qué margen de mejora tiene el VAR?

R Muchísimo. Es el cambio más importante en la historia del fútbol, pero necesitamos más tiempo, ver cuánto queremos que intervenga en el juego. El objetivo ahora es interferir lo menos posible, que se interrumpa lo menos posible. El año pasado resolvió unas 120 acciones decisivas. Yo pido paciencia, que lo que ahora tarda minutos en resolverse lo hará en 15 segundos.

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